La percepción que
teníamos de un mundo sólido, fuertemente
estructurado, con una verdad establecida, inmutable, quedo al descubierto. No
fue el producto de la conflagración entre potencias lo que la hizo evidenciar;
fue un virus de gripe quién desmantelo la imagen y el sistema. Mostró que la
realidad es una percepción.
La realidad mundial ha llegado a un punto crucial. La
pandemia del coronavirus ha contribuido agudizar la crisis en su máxima
contradicción. El mundo reclama un sentido cooperativo de solución, mientras
que algunos países retardan medidas sanitarias poniendo por encima de la vida
de miles de personas, la política de salvar la producción y la economía. Hoy la brecha entre países pobres y países ricos se ha
profundizados. Los países no soportan el peso de la deuda externa.