viernes, 10 de junio de 2022

Narrativa inglesa


Soledad como retorno a la mismidad

Luis E. Villegas. N.

La soledad es una compañera que nunca nos abandona.  Está presente en el transcurrir y en toda  circunstancia de nuestra existencia. Ella nos hace volver, permanentemente, hacia el misterio del ser.  Nos obliga, a pesar del rechazo, a mirarnos y encontrarnos con nosotros mismos. La soledad recorre la existencia.

Daisy Bates salió de Irlanda a los 20 años y llego a Australia.  A los 91 murió en esa tierra que adopto. Pasó 40 anos en  el desierto, donde aprendió a llevar una vida radicalmente distinta al común de la gente, donde la soledad dimensionó todos los espacios de comunicación existencial.

Allí vivió, escribió, reflexiono y se transformó, de hecho, en “protectora de los aborígenes australianos”; cuestión que, por razones de envidia y pre-juicios, el Estado le negó tal condición. La naturaleza del desierto y la vida de los aborígenes fue la materia prima que conformó su cosmos existencial.  Desde ese contexto, escribió y reflexionó  constituyendo su horizonte existencial. La soledad fue la plataforma desde donde erigió su vida y su obra.

Además de lo interesante que resulta la compleja personalidad del personaje biografiado, encontramos el excepcional trabajo de la autora que valiendo de diversos recursos para decodificar la vida del personaje produjo su original biografía.


 Julia Blackburn, escritora y biógrafa inglesa, es la autora de una de las varias biografías que sobre Daisy Bates (1) se han escrito. Su estilo literario resulto un registro histórico-biográfico novelado. La autora, consciente de su proceso narrativo declara su responsabilidad, en tanto que biógrafa, frente al texto. De hecho, algunos biógrafos cuestionan la perspectiva de su investigación.

 Este hecho resulta interesante, y coliga la personalidad compleja del personaje, al mismo tiempo que requirió, a juicio de la autora, introducir elementos “Sui géneris” en el método de investigación, tanto documental como testimonial, dada la presencia de la autora en los diversos lugares donde vivió el personaje.  Tenemos pues un texto donde ciencia social y trama vital se conjuntan, tanto en el díscolo personaje como en la autora; que busca decodificar los elementos que centran la vida del personaje.

La biógrafa descubre que su personaje miente en aspectos del registro de su vida. Ello  implicó que los datos manifestados por el propio personaje debe circunscribirlos, dado que su imaginación vuela redimensionando las situaciones vividas. Elementos que remiten a una infancia compleja y difícil vivida por el personaje.

 Sorteando pues las dificultades, nuestra autora nos entrega una interesante biografía que hace justicia a un personaje y su contribución al hecho histórico humano.

Texto que trasciende lo estrictamente biográfico, sumergiéndonos en las imágenes de la naturaleza del desierto y la vida contenida en ella. Imágenes concebidas bajo el producto de una vida asumida en soledad y solidaridad con la naturaleza y el hecho humano. Actitud solidaria frente a un raza que veía extinguirse, dada la desidia de un Estado cuyo centro de interés es el capital.

Daisy Bates, el personaje protector de los aborígenes,  nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo surge esa vocación? ¿Cuál es la motivación para realizar semejante labor? ¿De dónde proviene la fuerza para sostener con tal temeridad una empresa de tal característica? ¿Cómo surgió el engarce entre una geografía hostil y una población aborigen segregada, apartada, despreciada, portadora de una cultura nómada. Una cultura sin ropajes,  vivían desnudos, tanto en sus cuerpos, como ante la naturaleza que los cobijaba?

Daisy Bate no era religiosa, tampoco burócrata del Estado pagado para cumplir una “función social”, Tampoco una aventurera que bajo un interés personal buscaba obtener dinero. Ella no fue el burócrata que se instaló en una oficina y cuyo cheque llegaba puntualmente cada mes. Fue una mujer excepcional, con un sentido de la solidaridad  humana de carácter sin igual

Vivió durante buena parte de su vida en el interior del país, al sur y el oeste de Australia. Desde allí estudio las remotas tribus aborígenes australianas. Durante la primera etapa de su vida como investigadora, además de periodista, abordó la cultura aborigen. Sus trabajos que fueron publicadas en el Journal of Agriculture y luego en sociedades antropológicas y geográficas. En 1938, publicó su obra, The Passing of the Aborigines. 

Las incursiones de los colonos europeos introdujeron nuevas enfermedades infecciosas a la que no tenían inmunidad los aborígenes. Sus sociedades fueron impactadas por la tecnología moderna y la cultura occidental, entre ellas los misioneros católicos y protestantes que fungían como adoctrinadores de los indígenas.

 La vivienda de Daisy Bates fue una carpa instalada en pleno desierto; instalada en un lugar que considera la ruta de los aborígenes nómadas en su recorrido de norte a sur del territorio. A pesar de no vivir entre ellos, era considerada “una más”. Logró ser reconocida entre la sociedad aborigen y su jerarquía. Trascendió el hecho de ser mujer, permitiéndole participar en las ceremonias ancestrales de la comunidad aborigen,  Fungió como personaje reconocido, a pesar de ser mujer, para participar en ritos especiales exclusivos de un círculo reducido de la comunidad

El transito nómada por el desierto transcurría como ceremonia, pasaban por la Carpa antes de continuar el periplo. Allí le dejaban sus enfermos, los cuales Daisy cuidaba y enterraba cuando morían Tenía sus “amigas especiales, las cuales  conocía profundamente y hasta llegaba a envidiar el sentido que daban a su existencia, así como su relación con la naturaleza del desierto. Muchas murieron muy cerca de  ellas, venían y se quedaban cuando presentían el destino final.

Daisy Bate soportó el intenso calor del desierto, que la hacía tumbar desnuda en el piso de la carpa, casi perdiendo el sentido. Añoraba la lluvia. Sonaba con ella. Al ligero cambio de temperatura, veía con emoción a su alrededor signos de reaparición de la vida vegetal, de esa naturaleza propia del desierto.

El movimiento de los animales más característicos, por ella descubierto, nos los muestra en la conformación de una fauna del desierto, cuya vida pasa desapercibida frente al ojo del extranjero a la tierra. La visión de esa naturaleza nos las describe con imágenes difíciles de concebir en un paisaje verde.

Los astros, las estrellas o la oscuridad de la noche, junto al sonido de un mar embravecido, forman un conjunto cuya belleza espiritual es pintada por el alma de Daisy Bates.

Su soledad no fue cualquier soledad. Fue la soledad que discrimina la sociedad de occidente, que nos impedía contemplar otra perspectiva de la vida. 

Nota

1. Julia Blackburn. El desierto de Daisy Bates. Mondadori. Literatura Inglesa. Género  Biografías.1999. Siglo 1. 242 páginas.






 

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