viernes, 10 de junio de 2022

En busca de un lector...

 Suenan tambores de guerra

Luis E. Villegas N.

 El devenir próximo no es otro que un nuevo orden Internacional. El surgido a partir de la segunda guerra mundial está agotado. Los triunfadores de esta nueva guerra se repartirán el mundo tal y como ocurrió en  Yalta-1945, con viejos y nuevos actores Imperialistas.

¡Siguen sonando, aún más fuerte, los tambores de la guerra! No es un eufemismo. Es más, podemos afirmar, desde un punto de vista histórico, que ésta es la primera guerra mundial en su definición más genuina. Las dos anteriores no reúnen la característica de totalidad que ésta reviste. No hay espacio geográfico del mundo actual que hoy no esté afectado por el fenómeno de la guerra.

Pintura Oleo. Batalla de Ebro. Guerra Civil Española

¿Cómo entender ésta guerra donde estamos inmersos?  Es decir, desde nuestra cotidianidad y no desde la visión que de ella sembró Hollywood en nosotros.  Imágenes desvirtuadas que de ella que registra, guarda e irradia nuestro imaginario político cultural.

Estar en guerra, al contrario de la imagen Hollywoodense, no borra nuestra cotidianidad; pero la trasforma e introduce condiciones que profundizan el estado de emergencia en el cual vivimos. La publicidad y la propaganda nos distancian de la realidad llevándonos a mundos ficticios. Sin embargo existen indicadores estadísticos para medir el estado de la condición de vida de vida de pueblos y países; así como de las condiciones que caracterizan un estado de guerra. No es esta la información que se difunde.

Tomando en consideración esos estándares, podemos decir que muchos de los pueblos del tercer mundo viven, y no de ahora, un estado estructural de pobreza y ausencia de infraestructura, que puede caracterizase, dado los estandares establecidos, como una condición de guerra. Pueblos que viven bajo la presión de la inseguridad, hambre y miseria, como violencia, tanto infantil como femenina, del trabajo, la exclusión, etc., etc.

El enfrentamiento actual entre Estados Imperiales, cuya hecho más ilustrativo es la Guerra Rusia-Ucrania; impacta el suministro de energía fósiles a Europa, así como  la crisis de producción de granos de Ucrania y Rusia que provee un significativo porcentaje de la producción mundial. Elementos estos que forman parte del escenario de guerra y sirven a los intereses económicos políticos de los dueños del mundo. Este enfrentamiento no tiene otro fin que lograr posiciones frente al futuro reparto del mundo; con el cual se inauguraría un nuevo orden internacional.

Varios son los hechos que  ponen de manifiesto la  guerra. La invasión de Rusia a Ucrania es  parte del proceso de enfrentamientos inter-imperialistas; no la causa principal de la guerra. En torno al hecho se van configurando distintos escenarios; unos que tiene que ver directamente con él y otros que se vinculan indirectamente  por el contexto general del  enfrentamiento.

Entre los elementos que conforman el escenario que caracteriza la guerra encontramos diversos ángulos de su manifestación.  Si observamos la toma de posiciones políticas en torno a la guerra rusa-ucraniana, por parte de los países, estas se encuadradas según el ámbito de influencia dominante por parte del país o sector imperial.

Los grandes bloques están enmarcado en: Europa-EE.UU, por una parte y  Rusia y  China por la otra. Es Occidente contra Oriente, por así decirlo.

El ataque a Rusia por el bloque de países alineados con los EE. UU, ha puesto de  manifiesto la dependencia del mundo por parte del petróleo como energía fósil y de los países que la poseen. Alternativas en torno a un nuevo modelo han puesto en primer orden la energía nuclear, con lo cual se están dejando atrás acuerdos y pacto frente al peligro nuclear.

El negocio de las armas. La confrontación en su expresión -invasión a Ucrania-, puso en marcha la industria armamentista. Bajo el argumento de ayuda a Ucrania, diversos países envían arnas; por supuesto, ayuda que dejara hipotecada a la nación. 

Mano de obra barata a la patronal europea. La diáspora de la población ucraniana que sale del país en calidad de refugiados de guerra, así como de otros países, llega a diversos países de europeos. Movilizaciones y asistencia de parte de organismos internacionales de ayuda forman parte del circuito de la guerra. Diáspora, trabajo y la patronal, forman una triada donde los patronos europeos  explotan a los refugiados de la guerra como mano de obra barata, con pagos por debajo del salario mínimo,  sin pago de prestaciones y sin reconocer derechos laborales. 

 Nuevos espacios de conquista. Finlandia y Suecia buscan su ingreso a la OTAN después de muchos años de mantener una postura de de neutralidad. La razón no es otra que la búsqueda de participación en la conquista del ártico y sus recursos naturales, en el nuevo escenario producido por la guerra. 

En términos de bloques políticos y posturas frente  a la guerra como una de sus partes,  EE.UU. convoca para junio la IX Cumbre de las Américas en los Ángeles. Los analistas ven ello una acción de alinear a los países sudamericanos a la posición liderada por los EE.UU en la guerra.

La exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la cumbre ha suscitado diversas reacciones entre los países. Varios se han pronunciado en contra de manera frontal, mientras otros, piden la participación de  éstos tres países, con posturas ambiguas. En éste contexto se realizó en Cuba una asamblea del Alba. Allí los diez países miembros manifestaron su posición en contra de tal discriminación.

Una Cumbre de los Pueblos se ha instalado a pocos kilómetros de la Cumbre de las Américas. Allí los movimientos sociales de Norteamérica y algunos Latinoamericanos se han dado cita para pronunciar sus perspectivas de un Nuevo Orden Internacional basado en la justicia y la libertad. Su fuerza radica en lo ideológico. Un mayor desarrollo del movimiento social internacional es un imperativo.

Tenemos pues que estos son sólo algunos de los elementos que conforman nuestro mundo actual. Mundo que se caracteriza por un estado de enfrentamiento entre potencias imperiales con impacto en todos los países que conforman el planeta. Vivimos en un “mundo en vísperas” y el devenir de un nuevo orden mundial.  Dada la experiencia histórica y las características de los actores principales, dado el poder y el interés que tienen y defienden,  el resultado de tal conflagración no será a favor de la gente, ni en crecimiento del hecho humano. 

El Movimiento Obrero y Social en todo el globo terráqueo viene reivindicando; es decir, luchando por conquistar aquello que por derecho le pertenece”: un nuevo orden internacional radicalmente distinto al de la patronal y los imperialismos. Un orden basado en la justicia y la libertad. Orden que no se consigue a partir de una guerra imperialista donde quieren involucrarnos y que no es de nosotros. Nuestra postura no puede ser cuadrarse en uno de los bandos de los actores de la guerra. Nuestro imperativo social de clase es el de continuar luchando de manera autónoma e independiente de Estado, Patronos, Iglesia y todo factor de explotación. Sólo consolidando nuestras organizaciones de clase, autónomas y libertarias podemos conquistar un orden de justicia y libertad para todos.

 

 

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