viernes, 5 de junio de 2020

Realidad y narrativa costumbrista



Domingo del Monte
Narrativa de la negritud / El negro en la literatura Sudamericana             
Luis E. Villegas N.  / Blog N° 6-15  

La dinámica literaria que se desarrolla en la Cuba de finales de la primera parte del siglo XIX, es donde inscribe la actividad de la «Tertulia Literaria» de Domingo del Monte. Tuvo como característica, lo político, en cuanto a la lucha anti-esclavista,  y lo literario como expresión y denuncia de las condiciones del negro esclavo.

El vínculo entre estas dos categorías generó una perspectiva genuina de la expresión literaria sudamericana y su desarrollo se enmarca en el amplio horizonte en que la literatura en general se despliega. Abordamos un primer esbozo de la reflexión sobre este aspecto de la narrativa costumbrista y su valoración como vehículo de expresión de la cotidianidad histórica de nuestros pueblos. .       

          Realidad y relato generalmente configuran dos aspectos problemáticos a dilucidar. Donde termina uno e inicia el otro es una línea ambigua por definir, más aún cuando la dicotomía entre realidad y ficción fue perdiendo la distinción que tradicionalmente se le dio. Es un viejo problema que ha recorrido la historia de la filosofía hasta hoy.

          Captar lo real es una cuestión compleja. Por lo general la realidad no se nos presenta de manera “clara y distinta”, como señalaba R. Descartes. La imagen que de la realidad nos formamos varía según los objetos pertenezcan al ámbito de la naturaleza, a  lo social o al hecho humano.

          En la literatura de la negritud tenemos dos componentes que la conforman, si podemos decir así; por un lado, el hecho político social-ideológico de la situación del negro esclavo y por el otro, el desarrollo de una narrativa que aborda el hecho de la negritud como tema o sujeto de la narración. Aquí la polémica es amplia y diversa.

          Las primeras primera manifestaciones de la literatura las encontramos en la prensa. Junto al periodismo aparecen relatos sobre la vida cubana y su cotidianidad; son escritores denominados costumbristas que abordan distintos temas de la vida cubana a través de las cuales se manifestaba la realidad cotidiana.

          La historia de la literatura registra esta tendencia literaria como predominante en la época. Uno de los primeros costumbristas que marcó pauta en el género fue Ramón Palma (1812-1860). Sus artículos fueron publicados en la revista “Álbum (1838) entre los cuales se encuentran: El cólera en la Habana”; “Una pascua en San Marcos”.

          Por lo general éstos artículos publicados en la prensa eran relatos breves que a juicio de los críticos, su contenido tenía “una imagen policromada de lo más externo y superficial”. Sin embargo; a pesar de esta afirmación de los críticos, encontramos en su lectura  que los cuadros mostraban escenas cotidianas de la vida cubana a través de los cuales emergía la realidad social y política; aun cuando no fuera éste el propósito del escritor; es decir, el hecho descrito  trascendía la intensión del narrador.

          Algunos escritores costumbristas, que representaban las excepciones, abordaban algunos problemas sociales importantes; uno de ellos era Gaspar Betancourt Cisneros (1803-1866); “cuyo afán era ir a lo sustancial en los hábitos y los usos tradicionales”: firmaba bojo el seudónimo “El lugareño”.

          José Antonio Saco (1797-1879) fue otro de los articulistas destacados, firmaba sus artículos, bajo seudónimo, dada la costumbre de la época, “Narizotas”. Su estilo se caracterizaba por escribir con sátiras; publicó en la revista “La gaceta de Puerto Príncipe” (1838-1890). Se recogerán sus artículos publicados en formato de libro un siglo más tarde. Muchos de los escritores de novelas de la época formaron parte de este grupo de articulistas de costumbres en la prensa de la época.

          El género novela que recoge la vida del negro que va emergiendo en la época tiene el carácter costumbrista. “Sab”, considerada la primera novela anti-esclavista cubana y sudamericana, escrita por la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, aunque tiene otros matices románticos, no  escapa a la descripción del paisaje en su sentido costumbrista. De la época resaltamos las novelas: “Francisco del escritor Anselmo Suárez y Romero (1818) y “Mi tío empleado” (1886) del escritor Ramón Mesa (1861-1911). Una tercera novela, entre las varias que se escribieron es “Cecilia Valdez o la loma del Ángel”, cuyo análisis requiere de un tratamiento aparte, dado su proceso de elaboración. Primero aparece como cuento de veinte páginas aproximadamente, luego trasformada  y editada,  y por último en una versión definitiva, re-escrita en su exilio de EE.UU.,  sufrió un proceso de cuarenta años hasta publicarse en 1882. (Edición Neoyorquina).

          Esta emergencia de la expresión del negro en la literatura y su manifestación, en tanto que escritura propia del ser americano, comienza a darse, primero a partir de la gestación de la independencia; es decir cuando fuimos denominados hispanoamericanos, y luego de la independencia como Sudamericanos, cuando el continente adquiere su compleja identidad y su propia fisonomía distinta de la española. Habrá que esperar hasta 1882 cuando el poeta colombiano Candelario Obeso escriba “Cantos de mi tierra”, considerada la primera poesía negra, escrita por negro, fundadora del género de una genuina literatura negra.

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