sábado, 1 de julio de 2023

Ensayos



Filosofar Sudamericano

Luis E, Villegas N.

 

La realidad del mundo actual se nos ofrece en las más variadas construcciones. Realidad que no se capta desde una visión tradicional. Implica nuevas categorías y sentidos de su lectura.

 El futuro de la humanidad, que cuelga en un hilo, impele a la reflexión del como hemos llegado hasta aquí. Olvidadas quedaron las advertencias que Hannah Arendt hiciera en su obra «Los orígenes del totalitarismo» (1), escrita a partir de la experiencia de la segunda guerra mundial

Asistimos a un cambio de Era. La crisis y el fracaso del modo de producción capitalista nos han llevado a una guerra internacional, con dejos de utilización de armas nucleares.  Las luchas entre los poderes imperiales por el control de la hegemonía desbordaron los límites posibles de supervivencia. Hechos todos, indicadores del álgido momento que vive el actual ser humano.

El pensar ha sido un factor central en el desarrollo del hombre. La comprensión del hecho humano ha sido labor permanente, en toda la historia de la filosofía. Hoy, en la presente situación histórica, el pensar se hace más urgente. La filosofía es un imperativo de vida.

La modernidad desplazo la vida del centro de la historia, la puso de lado, la ubicó frente al mercado y el modelo de producción capitalista. Un modelo de pensamiento caracterizado por la “racionalidad irracional” fue el fundamento de tal desplazamiento. El humanismo cristiano occidental quedo relativizado, se redujo sólo a discurso, fenómeno que ocurre a partir del triunfo de  los intereses de los centros de poder y su modelo de civilización.

El imperativo del filosofar impela a los pueblos dominados, explotados por el capital. La condición para el “desarrollo” de esos pueblos implica la derrota del capital; así como la erección de un pensamiento propio. Es decir, se requiere retomar la filosofía, en tanto que pensar, desde otro horizonte que considere nuestra realidad de exclusión en un mundo dominado por accidente.

Un signo, de supervivencia frente a la realidad actual, es ese derrotero del pensar, y podemos decir, desde Sudamérica, que ya en él se comenzó andar.

 En América del Sur la evolución de la filosofía se manifiesta en nuevas presencias, en nuevas fuentes, en nuevas búsquedas, en nuevos sentidos del pensar. Vive un momento particular, dentro de sus difíciles circunstancias de supervivencia.

Hoy transitamos perspectivas de un pensar que abren nuevos horizontes. “Pensar «desde» América Latina”; título del libro del filosofo boliviano Juan José Bautista S, discípulo del profesor Enrique Dussel, es un indicador, entre otros, de la evolución del pensar  Sudamericano. Esta fisonomía de la actual perspectiva de la Filosofía Latinoamericana tiene su historia y su desarrollo. En la actualidad sus frutos comienzan a manifestarse.

 En nuestra historia reciente  ha sido significativo, desde los años 40 y 50 del siglo XX, la presencia predominante de los filósofos y profesores (ex-sacerdotes), formados en la tradición española. Llegaron a la América en calidad de exilados a consecuencia de la guerra civil y ocuparon las plazas vacías de las Cátedras de Filosofía de distintas Universidades Sudamericanas

La contribución de esta pléyade de filósofos dio un significativo aporte al pensar latinoamericano, en medio de una polémica en torno a la posibilidad  de una Filosofía Latinoamericana. Desde las universidades y centros de estudio, así como de espacios políticos y literarios se desplego una labor extraordinaria, tanto en la difusión de la filosofía occidental, como en el horizonte de un pensamiento genuino Sudamericano.

Muchos de ellos cambiaron, matizaron, evolucionaron, en sus enfoques en torno a la  filosofía, dada la realidad americana desde donde se proponían filosofar. Otros quedaron enclavados en el horizonte que esta tierra debía asimilarse al contexto del pensamiento occidental y cristiano. Destacados Filósofos de esa generación,  forman parte de la historia del pensar, de la conformación de una filosofía Sudamericana.

La concepción de la filosofía occidental tiene como premisa la continuidad histórica; es decir, la civilización occidental y cristiana (según los propios europeos) se conforma en una continuidad que parte de los griegos y cruza la historia europea hasta Heidegger y más allá. Es decir una filosofía que crece y se desarrolla en un contínuum histórico. Una historia concebida continua que deviene en forma lineal, con carácter teleológico; es decir, una historia que tiene un fin, que en este caso lo determina el cristianismo, o en su defecto, el marxismo.

La cuestión Sudamericana no entraba en el concepto europeo establecido, dado que no teníamos continuidad histórica, dado el crack civilizatorio producido a partir de 1492 con la llegada de los europeos a la América. El sentido de nuestra  historia es fractal. Un pensamiento sudamericano no era posible que existiera en ese paradigma histórico racional; por tanto, para existir debía borrar su historia primera y asumirse occidental. Situación que llevo al escritor Carlos Fuentes a decir: “entramos a la modernidad negándonos a nosotros mismo”

Dada estas cuestiones y otras de la misma especie, la filosofía en Sudamérica transito por diversas circunstancias y el sólo hecho de hacerse el planteamiento era marchar contra corriente. De hecho, los primeros desarrollos filosóficos, emprendidos desde las Universidades pasaban por la cuestión de encontrar los vínculos “genuinos” de este contexto con la civilización occidental y las formas de asimilación a ellas.

Problemas tales como la identidad, la cultura, el desarrollo, entre otras categorías, formaron parte de los desarrollos de un pensamiento latinoamericano, los cuales estaban asociados y reflexionados a partir de la tradición del pensamiento occidental.

Hoy la filosofía transita otros derroteros. Temáticas como, “Filosofía de la liberación”, “Pensar desde Latinoamérica”, considerar categorías no tradicionales, como temas del filosofar; abrieron nuevos campos y un acercamiento al carácter de una filosofía propia. Esto sin negar el carácter universal y de totalidad de la reflexión filosófica; cuestión que hizo posible la posibilidad de abordar la construcción de un sistema de pensamiento que incluye lo local y la realidad particular desde donde se aborda el filosofar.

La concepción de la filosofía en América paso por varios períodos y perspectivas. Desde concebirla como expresión de la cultura occidental, como continuidad de la filosofía occidental.  Se superó  el debate en torno a si hay filosofía latinoamericana o sólo pensamiento. Hoy lo predominante sigue siendo la tendencia seguir las corrientes de moda europea, sin un sentido crítico frente a nuestra realidad. Este es el debate de una filosofía  abordada desde el terreno latinoamericano

Hoy, en el marco de una crisis global, en un contexto de guerra con impacto mundial, encontramos una reafirmación de la identidad sudamericana, junto a una reflexión sobre una filosofía que parte de la realidad propia y la búsqueda de un cambio actual del saber universal

El profesor argentino Enrique Dussel ha hecho un recorrido en el pensamiento filosófico que ha desembocado en una “tendencia” de pensamiento actual, con lo que podemos hablar de una escuela poniendo de relieve una perspectiva del filosofar latinoamericano.

Notas

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(1) Hanna Arendt, Los orígenes del totalitarismo,  V1. Antisemitismo V2. Imperialismo V3, Totalitarismo. ©1951. Copyright, 11958, 1866,1968. Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1981,1977, 1998, 200.

(2) Para lectores interesados en temas similares, pueden consultar el blog: América en su Historia, su Literatura y su Filosofía. Dirección:  americaseryliteratura.blogspot.com

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