Filosofar Sudamericano
Luis E, Villegas N.
La realidad del mundo actual se nos ofrece en las
más variadas construcciones. Realidad que no se capta desde una visión
tradicional. Implica nuevas categorías y sentidos de su lectura.
El futuro de
la humanidad, que cuelga en un hilo, impele a la reflexión del como hemos
llegado hasta aquí. Olvidadas quedaron las advertencias que Hannah Arendt
hiciera en su obra «Los orígenes del totalitarismo» (1),
escrita a partir de la experiencia de la segunda guerra mundial
Asistimos a un cambio de Era. La crisis y el fracaso del modo de producción capitalista nos han llevado a una guerra internacional, con dejos de utilización de armas nucleares. Las luchas entre los poderes imperiales por el control de la hegemonía desbordaron los límites posibles de supervivencia. Hechos todos, indicadores del álgido momento que vive el actual ser humano.
El pensar ha sido un factor central en el desarrollo
del hombre. La comprensión del hecho humano ha sido labor permanente, en toda
la historia de la filosofía. Hoy, en la presente situación histórica, el pensar
se hace más urgente. La filosofía es un imperativo de vida.
La modernidad desplazo la vida del centro de la
historia, la puso de lado, la ubicó frente al mercado y el modelo de producción
capitalista. Un modelo de pensamiento caracterizado por la “racionalidad
irracional” fue el fundamento de tal desplazamiento. El humanismo cristiano
occidental quedo relativizado, se redujo sólo a discurso, fenómeno que ocurre a
partir del triunfo de los intereses de
los centros de poder y su modelo de civilización.
El imperativo del filosofar impela a los pueblos
dominados, explotados por el capital. La condición para el “desarrollo” de esos
pueblos implica la derrota del capital; así como la erección de un pensamiento
propio. Es decir, se requiere retomar la filosofía, en tanto que pensar, desde
otro horizonte que considere nuestra realidad de exclusión en un mundo dominado
por accidente.
Un signo, de supervivencia frente a la realidad
actual, es ese derrotero del pensar, y podemos decir, desde Sudamérica, que ya en
él se comenzó andar.
En América
del Sur la evolución de la filosofía se manifiesta en nuevas presencias, en
nuevas fuentes, en nuevas búsquedas, en nuevos sentidos del pensar. Vive un
momento particular, dentro de sus difíciles circunstancias de supervivencia.
Hoy transitamos perspectivas de un pensar que abren
nuevos horizontes. “Pensar «desde» América Latina”; título del libro del
filosofo boliviano Juan José Bautista S, discípulo del profesor Enrique Dussel,
es un indicador, entre otros, de la evolución del pensar Sudamericano. Esta fisonomía de la actual
perspectiva de la Filosofía Latinoamericana tiene su historia y su desarrollo.
En la actualidad sus frutos comienzan a manifestarse.
En nuestra
historia reciente ha sido significativo,
desde los años 40 y 50 del siglo XX, la presencia predominante de los filósofos
y profesores (ex-sacerdotes), formados en la tradición española. Llegaron a la
América en calidad de exilados a consecuencia de la guerra civil y ocuparon las
plazas vacías de las Cátedras de Filosofía de distintas Universidades
Sudamericanas
La contribución de esta pléyade de filósofos dio un
significativo aporte al pensar latinoamericano, en medio de una polémica en
torno a la posibilidad de una Filosofía
Latinoamericana. Desde las universidades y centros de estudio, así como de
espacios políticos y literarios se desplego una labor extraordinaria, tanto en
la difusión de la filosofía occidental, como en el horizonte de un pensamiento
genuino Sudamericano.
Muchos de ellos cambiaron, matizaron, evolucionaron,
en sus enfoques en torno a la filosofía,
dada la realidad americana desde donde se proponían filosofar. Otros quedaron
enclavados en el horizonte que esta tierra debía asimilarse al contexto del
pensamiento occidental y cristiano. Destacados Filósofos de esa
generación, forman parte de la historia
del pensar, de la conformación de una filosofía Sudamericana.
La concepción de la filosofía occidental tiene como
premisa la continuidad histórica; es decir, la civilización occidental y
cristiana (según los propios europeos) se conforma en una continuidad que parte
de los griegos y cruza la historia europea hasta Heidegger y más allá. Es decir
una filosofía que crece y se desarrolla en un contínuum
histórico. Una historia concebida continua que deviene en forma lineal, con
carácter teleológico; es decir, una historia que tiene un fin, que en este caso
lo determina el cristianismo, o en su defecto, el marxismo.
La cuestión Sudamericana no entraba en el concepto
europeo establecido, dado que no teníamos continuidad histórica, dado el crack
civilizatorio producido a partir de 1492 con la llegada de los europeos a la
América. El sentido de nuestra historia
es fractal. Un pensamiento sudamericano no era posible que existiera en ese
paradigma histórico racional; por tanto, para existir debía borrar su historia
primera y asumirse occidental. Situación que llevo al escritor Carlos Fuentes a
decir: “entramos a la modernidad negándonos a nosotros mismo”
Dada estas cuestiones y otras de la misma especie,
la filosofía en Sudamérica transito por diversas circunstancias y el sólo hecho
de hacerse el planteamiento era marchar contra corriente. De hecho, los
primeros desarrollos filosóficos, emprendidos desde las Universidades pasaban
por la cuestión de encontrar los vínculos “genuinos” de este contexto con la
civilización occidental y las formas de asimilación a ellas.
Problemas tales como la identidad, la cultura, el
desarrollo, entre otras categorías, formaron parte de los desarrollos de un
pensamiento latinoamericano, los cuales estaban asociados y reflexionados a
partir de la tradición del pensamiento occidental.
Hoy la filosofía transita otros derroteros.
Temáticas como, “Filosofía de la liberación”, “Pensar desde Latinoamérica”,
considerar categorías no tradicionales, como temas del filosofar; abrieron
nuevos campos y un acercamiento al carácter de una filosofía propia. Esto sin
negar el carácter universal y de totalidad de la reflexión filosófica; cuestión
que hizo posible la posibilidad de abordar la construcción de un sistema de
pensamiento que incluye lo local y la realidad particular desde donde se aborda
el filosofar.
La concepción de la filosofía en América paso por
varios períodos y perspectivas. Desde concebirla como expresión de la cultura
occidental, como continuidad de la filosofía occidental. Se superó el debate en torno a si hay filosofía latinoamericana
o sólo pensamiento. Hoy lo predominante sigue siendo la tendencia seguir las
corrientes de moda europea, sin un sentido crítico frente a nuestra realidad.
Este es el debate de una filosofía abordada
desde el terreno latinoamericano
Hoy, en el marco de una crisis global, en un
contexto de guerra con impacto mundial, encontramos una reafirmación de la identidad
sudamericana, junto a una reflexión sobre una filosofía que parte de la
realidad propia y la búsqueda de un cambio actual del saber universal
El profesor argentino Enrique Dussel ha hecho un recorrido en el pensamiento filosófico que ha desembocado en una “tendencia” de pensamiento actual, con lo que podemos hablar de una escuela poniendo de relieve una perspectiva del filosofar latinoamericano.
Notas
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(1)
Hanna Arendt, Los orígenes del totalitarismo,
V1. Antisemitismo V2. Imperialismo V3, Totalitarismo. ©1951. Copyright,
11958, 1866,1968. Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1981,1977, 1998, 200.
(2) Para lectores interesados en temas similares,
pueden consultar el blog: América en su Historia, su Literatura y su Filosofía.
Dirección: americaseryliteratura.blogspot.com
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