En busca de un lector.
Luis E. Villegas N.
Vivimos en un mundo en transición. Estamos en el proceso de
una nueva configuración de relaciones internacionales. Atrás quedó el Sistema Internacional instituido, bajo el cual nos hemos regído a partir del fin
de la segunda guerra mundial.
Diferenciemos causas y efectos. Vivimos cambios de una profunda crisis del
Sistema Capitalista que operan en medio de una pandemia globalizada. El
coronavirus con su más de un millón de
contagiados y más de medio millón de
fallecidos ha operado como catalizador del proceso. No es su causa.
Las pandemias
pasan y el poder dominante queda. Lo que puede aparecer modificado son los
actores y sus hegemonías. La lucha entre
los imperialismos de Occidente incluye los EE.UU.) y del mundo asiático llegan
a puntos muy álgidos. Si en toda guerra la primera victima es la verdad; en
ésta lo es la humanidad. El concepto pueblo sobre el cual se instituía un
Estado cambio radicalmente. Los hechos de la presente situación dicen que el
Estado se erige sobre y en función del capital y no sobre los valores del
Hombre, de la Comunidad.
La frase que
muestra la situación actual, que la encontramos permanentemente en diversos
contextos es: “El mundo después de la pandemia ya no será igual”. Las respuestas
a tal sentencia no son claras, al contrario son diversas, confusas, ambiguas…
La cuestión es: En la pos-pandemia, ¿Cuál es ese poder que surgirá?, ¿Quién o quiénes lo representan? Lo que esta tras la pregunta es la consecuencia que viviremos
como efecto de la guerra entre los imperialismos clásicos y los emergentes.
Para los Sudamericanos la realidad se torna más compleja,
más difícil. La pandemia desnudo en
nuestros países el desmontaje progresivo que opero en el Estado-Nación, a consecuencia de la aplicación de las
formulas neo-liberales y la afiliación a los circuitos económicos mundiales de
dichas economías.
En un mundo
sin referentes claros, en ausencias de utopías y predominio del pragmatismo, donde
la inmediatez y lo circunstancial es el horizonte, es la fantasía que enajena
pueblos; es imperativo restituir nuestra
identidad y nuestra cultura. Es claro que la ideología neo-liberal intentan también desmontarla y nos la venden
como salida al caos que predomina en el mundo.
En un
discurso de días recientes, la primer ministro alemana Ángela Merker, declaro
que los EE.UU. no parecen tener condiciones
de seguir ejerciendo el liderato del mundo. Expresión que indica el tono
de la confrontación imperial. Esto tiene repercusiones directas para
Sudamérica. Tal perdida de la hegemonía norteamericana implica que para poder mantenerse en el
escenario internacional con significativa
fuerza, debe apalancar aún más el control sobre el continente. De allí
la vuelta a la “política de garrote” implantada desde finales del siglo XIX con la doctrina Monroe.
El movimiento
de los trabajadores y de los diversos sectores sociales crece y se manifiestan
sin precedentes en la actual coyuntura del mundo. Este es un hecho fundamental como
expresión actual de la humanidad. Es un hecho sin precedentes en la historia de
las luchas sociales, dado que la protesta se globaliza. El ejemplo más
significativo es el movimiento espontáneo que surgió a partir del asesinato del
afroamericano de los EE.UU. George Floy.
La bandera contra el racismo ondeo por todo el planeta. El fenómeno es nuevo
como manifestación globalizada; sin embargo su alcance es limitado en torno a
un cambio estructural. Asumiendo las distancias, ya lo vivimos con la
revolución de los estudiantes y el mayo francés del 68.
El sistema tiene la capacidad de integrar las
reivindicaciones; logros que recuperadas por las fuerzas de la derecha mundial las
revierten en sus propios beneficios. Aprender
de los hechos históricos es vital. Las manifestaciones actuales que se dan en el mundo globalizado son manifestaciones importantes; sin embargo,
carecen de un liderazgo local e internacional. Hay ausencia de izquierda, así
como de referentes ideológicos para la lucha de los trabajadores y los sectores
populares.
Marchamos
pues hacia un nuevo orden internacional y la pandemia es sólo un elemento del
proceso. Los hechos mundiales nos ponen frente a una realidad globalizada jamás
percibida por los movimientos sociales y pueblo en general. Estamos frente a un
horizonte globalizado que pudiera transformar la dinámica de la organización, la
lucha y el carácter de la reivindicación político- social. Una dinámica que nos
pudiera conducir a un nuevo orden social donde predomine los intereses de las
trabajadores y los sectores populares
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