martes, 1 de septiembre de 2020

Narrativa Sudamericana

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Contar el Vacío.

Luis E. Villegas . N

El vacío, en tanto que atributo de lo existente, no es un hecho que pertenezca al reino de lo abstracto. Podemos decir que pertenece al ámbito de las situaciones límites del  hecho humano. Su presencia no esta dada en casos inverosímiles o de características extraordinarias; emerge cuando el hecho cotidiano trasciende la barrera de lo común y reclama otros sentidos a la existencia.

            “Maluco. La  novela de los descubridores”. (1) nos cuenta el viaje de Magallanes al Sur de América en 1519. Su lectura nos lleva más allá del hecho de descubrir nuevos territorios para la Corona Española. Nos lleva a descubrir nuevos territorios de orden vital y humanos, nos lleva a vivir, como lectores, la experiencia del “vacío existencial”; no al modo de los ascetas; sino al contrario, a la del “hombre común” que llevado por las circunstancias se encuentra asimismo en la soledad y en su propio vacío existencial.

            La novela fue premio ¡Casa de las Américas 1989; es decir, fue premiada hace 31 años. Su autor es el uruguayo Napoleón Bauccino Ponce de León, nacido en 1947; educador investigador. Ha escrito ensayos sobre Quiroga y ha ejercido como crítico literario. La novela se nos presenta como narrativa histórica, de la época de los descubrimientos, es la plataforma narrativa, es el marco histórico narrativo; sin embargo lo que encontramos, predominantemente en ella es la narración de las experiencias humana de lo vacuo.

            La experiencia del vacío, como hecho personal, nos lo cuenta Ztefan Zweig como motivación para escribir su “Magallanes” (2). “…Tuve por primera vez la anhelada oportunidad de un viaje a la América del Sur. Sabía que en Brasil me esperaban algunas de los paisajes más bellos de la tierra y que en la Argentina un circulo de camaradas intelectuales… Días paradisíacos que duro la travesía. De pronto… me sorprendí en flagrante  impaciencia. Siempre el mismo cielo azul y el mismo mar azul en calma… el indolente placer de la nada me envolvía

           “Comparaba este viaje con los de antaño… los primeros que descubrieron estos mares inmensos y un mundo nuevo… en sus frágiles barcas de pescador hacia lo desconocido ignorantes de los derroteros, perdidos en  lo infinito, expuestos al capricho de las inclemencias  del tiempo y de todas las torturas de la escasez… Así se vivían en mi interior los primeros viajes de los conquistadores del mar y hube de avergonzarme de mi impaciencia.

            Ztefan Zweig se ocupa de inmediato y frente a los primeros síntomas de vacío que comienzan a manifestarse los va a llenar de información histórica. ¡Llenar el vacío! Al contrario en la novela “El Maluco…” Napoleón Baccino no busca llenar el vacío, quiere dialogar con el, busca narrar lo vacuo que encuentra en la condición humana de los personajes  miembros de esa tripulación. Por supuesto, una perspectiva narrativa compleja que debe mantener el interés del lector en torno a un tema que nada tiene de superficial, dada se comprensión díscola

            La novela se despliega en 316 páginas ordenadas en nueve capítulos y un apéndice. Su estructura narrativa es lineal, cronológica, en tanto que itinerario de la trama; cruzada por el tiempo del recuerdo que emerge en cada circunstancia del vacío, retrotrayendo al presente el pasado y viceversa.

            Historia del viaje de Hernando Magallanes, natural de Oporto, realizado en Agosto de 1519, cuyo resultado sería el descubrimiento del estrecho que une los Océanos Pacífico e Índico y la muerte de Magallanes en un enfrentamiento con los indígenas del Sur del continente. Partieron cinco navíos, con dos cientos treinta y siete hombres, de los cuales regresaron diez y ocho y un navío que arribó al mismo puerto de salida, en Sevilla, el 8 de septiembre de 1822; es decir, dos años después.

            La narración es una crónica escrita 35 años después del viaje por uno de los miembros de la tripulación, dirigida a Carlos V, con el objeto de; por un lado, reivindicar la verdad del viaje falseado en la versión de los cronistas oficiales; por la otra, reivindicar su dignidad y recobrar la pensión que le fuera suspendida por dar otra visión de la oficial.

            El personaje narrador será Juanillo Ponce, quién se enganchará en la flota como “bufon”; así como se engancharon los herreros, carpinteros…etc. Personaje que representa una especie de pícaro y que por tanto domina la palabra y el arte de embaucar a los otros con sus chistes y sus historias.

            Se inicia la novela con una declaración pública que hace  Juanillo Ponce, personaje narrador, a su majestad Carlos V, en torno a la expedición a Maluco y lo que en ella aconteció, en horas en que la vejez y la miseria le acosan la vida.

Toma la determinación que ante de morir debía dar cuenta a Vuestra Alteza de los muchos “prodigios y privaciones que en aquel viaje vivimos y pasamos, y el mucho dolor y la gran hambre que sufrimos junto a las muchas maravillas que tuvimos”.  “…relato puntual y verdadero de nuestra miserias…que en un todo falseo nuestro cronista  Pedro Martyr de Angloria… así como de las muchas cosas que aquel sagaz caballero vicentino don Antonio de Pigalleta calló y enmendó.

            Ese “Dar cuenta…” de Juanillo Ponce a Carlos V está lleno de ironía. No es súplica de hombre caído en la miseria. Es un dialogo entre iguales al que se reclama; dialogo entre el siervo que a cruzado el mundo y el Rey de castilla, de León, de Aragón, de Navarra, de Granada, de Jerez, Polos,, Jerusalén, Indias Orientales y Occidentales y muchos reinos más.

            La crónica de Juanillo va informando al Rey las vicisitudes del viaje, página tras página… y como pausa del relato le dice: “Ahora dime Alteza quien así te entretiene en tu noble y monótono retiro con las gracias, que no las galanuras de su pluma”  Luego, más adelante continúa: “Una sola frase…dirigid a nuestro amado Felipe para que me restituya la pensión que por mis trabajos gane… “Es tan grave pecado la verdad que así me castiga Después de haber sufrido los horrores sin cuento de aquel viaje. ¿Debía aceptar yo sin más las paparruchas y embustes de nuestros cronistas?

            La crónica muestra el paisaje de una geografía inédita, jamás vista, geografía que incluye la interioridad de la vida de aquellos hombres tras un destino que se les escapa. Juanillo Ponce reivindica esa otra visión no acartonada de una crónica oficial de funcionarios-burócratas del reino. El clima vivido emerge a través del relato convirtiéndose en el centro de la vida del viaje. La soledad y el vacío es el presente; la incertidumbre el destino y el recuerdo es el mecanismo de sobrevivencia. En palabras de Juanillo Ponce: “…que saben ellos, Alteza de lo que en verdad sentíamos cada uno de nosotros!

            El cronista nos dice que en ese clima sobrio, habitado por el vacío y la soledad hablan mucho para llenar el vacío de la existencia. No era cualquier palabra la que surgía. “Así éramos nosotros evitando hablar de la falta de alimentos o de los días que pasaban muertos y de los que hemos perdido la cuenta o del regreso a casa”.  “Tampoco hablábamos de los enfermos, que cada día eran más, ni de Gonzalo de Vigo, quien fue sorprendido dando cuenta del cadáver de Gaspar Díaz…” “El hambre era nuestro diálogo con Dios. Y cada uno lo mantenía en secreto.

            La nave se transforma en el espacio geográfico existencial de un  hombre de mar. Es el punto medio donde se sostiene la vida del marinero que esta entre el punto de partida y el punto de llegada. Es la vida flotando  sobre las olas. Es la vida sometida al vértigo de lo transitorio, lo indefinido; cuyos hilos que la sostienen no son otros que el recuerdo, la vida dejada atrás, en la tierra curtida. La vida que nos impele a la tierra por llegar. Es el norte y al mismo tiempo lo desconocido, lo por-conocer que impulsa, que mueve. 

Momentos vividos hacia el final del viaje:

- Frente a la muerte de Magallanes:

 -“Hernando cometió una estupidez,  -dice Serrano… Debió ser más precavido.  - ¡Un solo error y eres hombre muerto…

- “Es verdad – digo, mientras el alba  se insinúa en el horizonte lejano…”

- “Ahora es el alba… están bajando los muertos de la pasada jornada”

- “El alba es la hora de los muertos… / es un alba incierta… / Un alba que se desliza…/  Que emana de los muertos… / Un alba de cristal… / un alba como crisálida.

- “Un sol para vivos / Un sol lleno de promesas/ Un sol con murmullos de pájaros/

- Pérdida de la nave. Perdida del vínculo con la tierra.

- ¡La concepción ardía como un fuego de artificio / “Era una especie de señal y no la aceptábamos” / “Me tire a la litera (de Magallanes) / “Tome el yelmo de don Hernando, me lo puse, me cale la visera”

- “Ahora ya no tenía dudas, don Hernando ya no estaba allí.”

Entonces vino otra vez a mi mente la idea de la calabaza con sus semillas y me quite el yelmo”

“Cuando salí a cubierta el sol se había puesto y la Concepción era una larga Hoguera ardiendo sobre la arena.”

            El Vacío lo llenábamos con la palabra”, nos dice Juanillo  Ponce; es decir, con nuestras fantasías convertidas en seguridades.  “Y bien, don Carlos, henos aquí tu y yo de nuevo en aquel punto del mar del sur en que la flota había quedado atrapada por falta de vientos.” Vuelve  a decirnos Juanillo Ponce; “la vida a bordo esta restringida al latir de nuestro corazones. Nada se mueve. Solo sol y silencio. “Y hablamos todo el día y casi toda la noche. Dormimos poco y hablamos mucho. Como para llenar el gran vacío que nos rodea y el propio vacío interior” 

            Es el vacío presente en nuestra cotidianidad que emerge, que nos convierte en seres trascendentales, en pequeños dioses, cuanto dotamos de sentido la existencia.

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Notas.

(1). Maluco. La novela de los descubridores. Napoleón Buccino Ponce de León. © 1990. Editorial Seix barral, S.A. Barcelona. Reimpresiones venezolanas 1 y 2 julio –noviembre 1991.

(2). Stefan Zweig. Obras Completas. V2. Magallanes. Introducción pág. 665. Biografías. Clásicos y Modernos. Editorial Juventud. Barcelona- España.

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