Desde la redacción. Una sección para narradores no consagrados, que buscan espacios para la expresión. Muchas son las narrativas de las nuevas generaciones de escritores que permanecen desconocidas, que claman por hacer evidentes sus expresiones literarias., “que buscan un lector…”
Esta sección del blog América en su
Historia, su Literatura y Filosofía”, “El otro desde la escritura” esta dedicada a todos ellos.
Alexander Linárez es Poeta, escritor, cultor de nuestras manifestaciones culturales.
«Serie Sueños» / Diez Segundos.
Alexander Linárez
alexlinarezlopez@gmail.com
Yaracuy / Urachiche /Agosto, Venezuela. 2020.
Estuve parado frente a la misma casa, enorme y vacía. No era una oquedad común y corriente, era más bien un infinito silencio que carcomía los huesos y la conciencia y la esperanza, en fin, solía confundirse con la ansiedad de quien mira las vigas o el árbol, la soga o el barranco, y los asume como
un posible bálsamo, la flor de árnica, para el alma.
Eran las 2:43 de la
madrugada, tal vez unos minutos más o menos, ¡qué sé yo! No sé, e ignoro
también porqué no corrí antes, así hubiera evitado cualquier incidente, aunque
estos hechos parecen más un accidente del universo, el caos en el cual, según
filósofos, científicos, eruditos de enciclopedia, juran y perjuran que no
existen tales hechos, en su lugar, una suerte de causalidades.
Lo cierto es que
junio transcurría igual o peor que los meses anteriores, con el agravante ahora
de la lluvia que llegaba a borbotones, sin respeto, sin previo aviso tal como
sucede en el trópico.
Después de una
bocanada de aire entrecortado que casi hizo explotar mis pulmones, decidí
entrar a esa residencia, parecida más bien a un despojo del tiempo, con paredes
acurrucadas en espantosos matices blancos, manchadas y sumamente altas, un piso
con los típicos mapas que esculpe el agua estancada, bitácoras impresas por
filtraciones frecuentes que dan fe y son testamentos del abandono y la soledad,
maldita soledad.
¡Debí detenerme, no
morir en ese momento! Habiendo dado unos pasos temblorosos hacia el cuartucho
central disfrazado de bodega, siento tintinear en un compás sincopado un hilo
de algo, una cosa que fluye y hace más profunda la herida, más agudo el
presentimiento, más pesado el aire y justo al frente de la madera que yacía
como puerta, allí estaba, se encontraba dispuesta.
Con la cabeza erguida y su rostro ambiguo, con un zumbido por exhalación y un ronquido difónico por inhalación, con la intención abierta y el corazón cerrado ante cualquier tregua, ante la mínima posibilidad de un armisticio, su sombra y la mía eran la misma infestación, el mismo desamparo, la misma tragedia.
Sólo diez segundos
han pasado, sin embargo, el tiempo, como si se tratase de la 9na Sinfonía de
Antonín Dvořák, simulaba girar en un paralelismo describiendo a detalle la
eternidad, lo cual fue imposible de entender para mis sentidos trastornados,
trastocados por esa atracción lerda de quedarme allí y adentrarme más y más y
más, ¡Claro que debí huir con mi orgullo destronado, pero con el aliento a
salvo!
¡Qué silencio! ¡Qué
frialdad siento ahora! Mi pecho es un galope en llano abierto, mi estómago
arde, mis costillas crujen y en mi boca está una maraña de cabellos.
-¿Cabellos?- Me preguntaba entre el horror y la sorpresa. -¡Sí, cabellos!-
Respondía con el poco pensamiento cuerdo que me acompañaba. ¿Cuerdo? ¿¡Qué
mierda es esta!? Saliva espesa, un nudo desgarraba la laringe, obstruía la
respiración, se contraían los dedos, ahora las piernas, se destripaban las
ideas, la oscuridad absorbía el aliento, rompía la vida, para siempre.
-¿Estás allí? ¿Por
qué no respondes?- Murmuraba la voz.
¡Claro! Era
exactamente la misma, ahora detrás de la puerta, probablemente ocultando su
cara de satisfacción por lo que había consumado y sólo el eco zigzagueante de
la interrogante ahora habitaba la casa, sí, la misma casa, la recurrente casa
que aparece y desaparece cada noche.
Son las 2:45 de la
madrugada, así lo indican los números rojos del radio reloj, testigo del
insolente grito que me ha hecho volver al mundo material. Ya el desvelo hace
mella, tiene una nueva causa, otras aristas, muchos más laberintos que
transitar el pensamiento, pero eso será mañana.
Busco reponer mi
respiración, inspiración, exhalación con obvia dificultad, recuperar la sindéresis
desvanecida desde un punto estirado del espacio-tiempo que da vuelta dentro de
mí y me refugio en el lecho que siempre en junio se humedece, entre la centella
punzante y las fallas del servicio eléctrico que ahora son costumbre. «No sé si
debí correr, creo que hay muertes
necesarias...», es la última reflexión que taladra mi cerebro por esta vez agotado.
Habrá que seguir durmiendo, hay que seguir.
Ir de la pesadilla al arte.. un gran mérito sin duda!
ResponderEliminarMuy buena narración, la imaginación y la literatura son íntimas cuando se trata de hacer arte. Este cuento me atrapó más de 10 segundos.
ResponderEliminarUn relato maravilloso que te lleva a vivir un contraste de sentimientos. Un artista, un poeta tiene el don de convertir lo macabro y horroroso de un sueño, en un cuento que te atrapa desde el primer segundo y te deja con ganas de más...
ResponderEliminarTras cada muerte, el sujeto no queda igual. Algo crece. Y sigue el baile, la vida. Y vuelve la noche, el sueño...
ResponderEliminarSencillamente hermoso!
ResponderEliminarCapta el interes del lector, desde que comienzas a leer te envuelve, te traslada, quedas con ganas de seguir leyendo. Me encanto!
ResponderEliminarbuen relato corto atrapa desde el principio como la buenas novelas de misterio.
ResponderEliminarDeja la sensación de querer continuar la lectura.
ResponderEliminarHola Alexander, buen relato... me cautivó desde el primer párrafo. Esta frase en disminuido tamaño fue contundente: un posible bálsamo, la flor de árnica, para el alma...
ResponderEliminarAl más puro estilo de Edgar Allan Poe
ResponderEliminarConcuerdo
EliminarSaludos primo Alex. Me gustó tu relato. La lectura es de las que te atrapan y despiertan la curiosidad. También te ponen en el lugar del personaje. Felicitaciones, es una lectura muy rica.
ResponderEliminarIndudablemente un relato fascinante, misterioso y atractivo al pensamiento. Permitiendo accionar el imaginario curioso y ávido de más letra para seguir engordando. Felicitaciones mí querido Alex. Urachiche se enorgullece de tu talento.
ResponderEliminarAlex, muy buena lectura cercana y sensible, gracias por trasmitirla
ResponderEliminaralli esta dentro del ser humano la emoción y en la mano la obra. profundo, intrigante. gracias por compartir
ResponderEliminarEl relato de este texto hace volar la imaginación, eso es arte en todos los sentidos, llegarle al lector y hacer que ese texto te atrape desde el comienzo es sin duda alguna arte
ResponderEliminarUuuuuffff...!!! que buena narrativa, con una síntesis bastante descriptiva que te permite llevar tu mente a crear sensaciones eso pocos lo logran, felicidades.!
ResponderEliminarSin palabras..Maravilloso .felicidades eres un genio
ResponderEliminarEl texto me transportó al momento narrado y trajo imágenes y sensaciones, lo que siempre se agradece cuando se lee. Talentosa pluma amigo!
ResponderEliminarUna pequeña historia que atrapa desde el comienzo, deseando que sumergerte cada vez más. Inmediatamente uno traspola cualquier vivencia semejante que a todos, en algún momento, hemos vivido. Imagino que leer un libro escrito por Alexander, debe ser algo parecido a al regocijo que que brindan estos trazos. Felicidades Alexander
ResponderEliminarLo leí por segunda vez, y como es de esperarse de un relato hondo y bien estructurado, percibí cosas nuevas. Me gusta ese toque de arraigo autóctono del que impregnas lo que escribes, y bueno, la calidad metafórica está a la vista. Que mas decir hermano, excelente.
ResponderEliminarMe gustó el relato! Excelente, escribes muy bien... Te felicito. ✌️
ResponderEliminarImpresionante, sinceramente causa un revuelto de sensaciones que de vez en cuando me dan ganas de gritar, correr o hacer algo. Me encanta la ambientacion y me encanta como está escrito
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