Narrativa la Negritud
La primera novela haitiana.
La primera novela haitiana.
Luis E. Villegas N.
De las rebeliones de esclavos negros
cimarrones americanos, las del Caribe, en tierras haitianas, desembocaron en la
primera república negra del continente y del mundo.
Los esclavos, liderados por
Toussaint Louberture, en 1804 proclamaron la República Independiente de Haití.
Hicieron la ruptura con Francia y cambiaron el nombre francés de la isla, Saint
Domingue por Haití. El sentido del cambio lo expresa Émeric Bergeaud: “Haití
significa libertad; Saint Domingue significa esclavitud”.
Transcurrido cuarenta y cinco años
de la revolución negra aparece Estela(1[i]),
novela que da cuenta de los acontecimientos de esa revolución; escrita en el
exilio por el autor haitiano Émeric Bergeau en la isla de Saint Thomas y
publicada después de su muerte en 1859. Novela que sería considerada por los
críticos como la primera novela haitiana.
Émeric Bergeaud nació en Les Cayes
(Haití) en 1818, a catorce años de los hechos revolucionarios que conmovieron
al continente y al mundo; hechos que partirían la historia en un antes y un
después de la revolución; hechos que marcarían profundamente la historia de la
emancipación, el nacimiento de los pueblos americanos y las luchas de los
negros por su liberación. La muerte encuentra a nuestro autor en Saint Thomas
en 1858; isla donde vivió el exilio a partir de su participación en una revuelta
contra el presidente-emperador haitiano
Faustín Soulougue
La novela se despliega a lo largo de
242 páginas, distribuidas en 41 títulos que vienen a representar sus capítulos.
Escrita en un estilo lineal, que sigue el orden de los hechos históricos de la
revolución, si es que podemos decir así, en forma evolutiva-cronológica. El
texto contempla: Una “Advertencia”, escrita por el propio autor para la edición
de 1859. Un texto “Al lector” del editor
de la novela, Alexis Beaubrum Ardouin; fechada
París, 10 de Mayo de 1859. El
último título (capítulo) de la novela, “Haití”, es una contextualización
histórica que hace el autor, sobre los hechos de la revolución y la realidad
haitiana.
En el mismo horizonte literario
podemos contrastar a “Estela” con “Sab”,
que es la primera novela anti-esclavista, escrita por la cubana Clotilde Gómez
de Avellaneda y editada en España en
1841. Entre “Sab” y ”Estela” median 18 años entre las primeras ediciones; dos
expresiones de una misma realidad de explotación y rebeldía esclava; dos
distintos enfoques literarios y estéticos de la literatura de la negritud o el
“negrismo”. El contexto será también diferente, dentro de una misma realidad de
explotación, allí encontramos; por un
lado, la expresión del colonialismo español y por el otro el colonialismo
francés.
En “Sab” predomina el romanticismo francés de
mitad del siglo XIX; mientras que en “Estela” está presente la mitología
clásica europea, que se expresa en el mito de la fundación de Roma con Rómulo y
Remo trasladados al contexto antillano de la esclavitud negra. “Sab” fue
escrita, a partir de los recuerdos de infancia, por una mujer blanca, poetiza
nacida en Cuba y luego consolidada como escritora en España. “Estela” fue
concebida bajo la vivencia del impacto de la revolución negra esclava en Haití
y escrita por Émeric Bergeaud, un
negro haitiano que vivió y murió en el
Caribe, en el exilio, en la isla de Saint Thomas.
En una gran pincelada digamos lo
que nos dice la novela. En una primera parte se
describe la formación del cimarronismo y la revuelta de los negros
esclavos. Como ya hemos dicho, el autor
se vale de la mitología y la metáfora para representar estos hechos. En esta
primera fase se nos presenta la rebelión como un hecho de venganza por la
muerte de una madre como castigo por pretender proteger a sus dos hijos frente a
su amo. No resiste el castigo del látigo en las propias manos de su amo, el
colono. Los hijos escaparan al amo, se convertirán en cimarrones, llevaran el
cadáver de su madre a la montaña, desde donde libres y rebeldes se convierten en
esclavos ciamarrones.
Otro momento de la narración nos
muestra el encuentro de los hermanos esclavos cimarrones con la «diosa de la
libertad» En un ataque a la casa del colono, los esclavos, bajo el mando de los
hermanos, incendian la casa del colono.
El colono logra escapar y encuentran a una mujer que pide ayuda, que ha vivido
sometida y encerrada en “la casa del colono”, como consecuencia de no aceptar
estar sometida a los caprichos del colono, de no aceptar su sometimiento. Los
hermanos liberan a la mujer, la llevan a la montaña, le curan sus heridas. La
mujer no es otra que la Libertad; Libertad que viviera entre los pobres de
Francia y que ha llegado en barco hasta las Antillas, donde fue cautiva del
colono.
La madre muerta bajo el furor del
látigo y la dama rescatada de la prisión del colono serán los símbolos, así
como los ejes de la narración, que guiaran la rebelión de los negros cimarrones,
cuya representación no será otra que los hermanos fugitivos. La madre representa al África que explotada y
asesinada por el colono exige ser vengada por sus hijos, cuyas primeras
rebeliones representan la primera fase de venganza, el primer impulso de la
revolución, es decir, el cimarronerismo. La dama secuestrada por el colono y
liberada por los hermanos a través de la acción cimarrona, representa la Libertad
como condición de la lucha de los negros esclavos. Es pues la Diosa Libertad la
que guiará las acciones cimarronas que los conducirá a la emancipación de los
esclavos, hechas por ellos, es decir, por los esclavos mismos. La dama libertad
no es otra que los vientos de la revolución francesa de 1789 que hace su
presencia en las Antillas.
Los críticos caracterizan la novela
“Estela”, del haitiano Émeric Bergeaud, como novela fundacional de las letras
americanas. Más allá de las polémicas literarias y las caracterizaciones,
“Estela” representa una ventana abierta para la búsqueda del ser americano. Hay
una representación de la realidad y un contexto histórico social donde se
inscribe la narración que nos permite ir al encuentro, que junto a las otras
narrativas, en este caso de la negritud, al encuentro con aquello de lo cual estamos
conformado, con nuestra identidad, con lo que somos, en tanto que americanos. Estamos
pues en presencia del devenir del Ser América.
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