sábado, 23 de mayo de 2020

Del cimarronerismo a la libertad.



Narrativa  la Negritud
La primera novela haitiana.
Luis E. Villegas N.

            De las rebeliones de esclavos negros cimarrones americanos, las del Caribe, en tierras haitianas, desembocaron en la primera república negra del continente y del mundo.
          
  Los esclavos, liderados por Toussaint Louberture, en 1804 proclamaron la República Independiente de Haití. Hicieron la ruptura con Francia y cambiaron el nombre francés de la isla, Saint Domingue por Haití. El sentido del cambio lo expresa Émeric Bergeaud: “Haití significa libertad; Saint Domingue significa esclavitud”.
         
   Transcurrido cuarenta y cinco años de la revolución negra aparece Estela(1[i]), novela que da cuenta de los acontecimientos de esa revolución; escrita en el exilio por el autor haitiano Émeric Bergeau en la isla de Saint Thomas y publicada después de su muerte en 1859. Novela que sería considerada por los críticos como la primera novela haitiana.

          
  Émeric Bergeaud nació en Les Cayes (Haití) en 1818, a catorce años de los hechos revolucionarios que conmovieron al continente y al mundo; hechos que partirían la historia en un antes y un después de la revolución; hechos que marcarían profundamente la historia de la emancipación, el nacimiento de los pueblos americanos y las luchas de los negros por su liberación. La muerte encuentra a nuestro autor en Saint Thomas en 1858; isla donde vivió el exilio a partir de su participación en una revuelta contra el presidente-emperador  haitiano Faustín Soulougue
         
   La novela se despliega a lo largo de 242 páginas, distribuidas en 41 títulos que vienen a representar sus capítulos. Escrita en un estilo lineal, que sigue el orden de los hechos históricos de la revolución, si es que podemos decir así, en forma evolutiva-cronológica. El texto contempla: Una “Advertencia”, escrita por el propio autor para la edición de 1859. Un texto “Al lector”  del editor de la novela, Alexis Beaubrum Ardouin; fechada  París, 10 de Mayo de 1859.  El último título (capítulo) de la novela, “Haití”, es una contextualización histórica que hace el autor, sobre los hechos de la revolución y la realidad haitiana.
         
   En el mismo horizonte literario podemos contrastar a  “Estela” con “Sab”, que es la primera novela anti-esclavista, escrita por la cubana Clotilde Gómez de Avellaneda  y editada en España en 1841. Entre “Sab” y ”Estela” median 18 años entre las primeras ediciones; dos expresiones de una misma realidad de explotación y rebeldía esclava; dos distintos enfoques literarios y estéticos de la literatura de la negritud o el “negrismo”. El contexto será también diferente, dentro de una misma realidad de explotación, allí  encontramos; por un lado, la expresión del colonialismo español y por el otro el colonialismo francés.
         
    En “Sab” predomina el romanticismo francés de mitad del siglo XIX; mientras que en “Estela” está presente la mitología clásica europea, que se expresa en el mito de la fundación de Roma con Rómulo y Remo trasladados al contexto antillano de la esclavitud negra. “Sab” fue escrita, a partir de los recuerdos de infancia, por una mujer blanca, poetiza nacida en Cuba y luego consolidada como escritora en España. “Estela” fue concebida bajo la vivencia del impacto de la revolución negra esclava en Haití y escrita por Émeric Bergeaud,  un negro  haitiano que vivió y murió en el Caribe, en el exilio, en la isla de Saint Thomas.
        
    En una gran pincelada digamos lo que nos dice la novela. En una primera parte se  describe la formación del cimarronismo y la revuelta de los negros esclavos. Como ya  hemos dicho, el autor se vale de la mitología y la metáfora para representar estos hechos. En esta primera fase se nos presenta la rebelión como un hecho de venganza por la muerte de una madre como castigo por pretender proteger a sus dos hijos frente a su amo. No resiste el castigo del látigo en las propias manos de su amo, el colono. Los hijos escaparan al amo, se convertirán en cimarrones, llevaran el cadáver de su madre a la montaña, desde donde libres y rebeldes se convierten en esclavos ciamarrones.
        
    Otro momento de la narración nos muestra el encuentro de los hermanos esclavos cimarrones con la «diosa de la libertad» En un ataque a la casa del colono, los esclavos, bajo el mando de los hermanos, incendian la casa  del colono. El colono logra escapar y encuentran a una mujer que pide ayuda, que ha vivido sometida y encerrada en “la casa del colono”, como consecuencia de no aceptar estar sometida a los caprichos del colono, de no aceptar su sometimiento. Los hermanos liberan a la mujer, la llevan a la montaña, le curan sus heridas. La mujer no es otra que la Libertad; Libertad que viviera entre los pobres de Francia y que ha llegado en barco hasta las Antillas, donde fue cautiva del colono.
          
  La madre muerta bajo el furor del látigo y la dama rescatada de la prisión del colono serán los símbolos, así como los ejes de la narración, que guiaran la rebelión de los negros cimarrones, cuya representación no será otra que los hermanos fugitivos.  La madre representa al África que explotada y asesinada por el colono exige ser vengada por sus hijos, cuyas primeras rebeliones representan la primera fase de venganza, el primer impulso de la revolución, es decir, el cimarronerismo. La dama secuestrada por el colono y liberada por los hermanos a través de la acción cimarrona, representa la Libertad como condición de la lucha de los negros esclavos. Es pues la Diosa Libertad la que guiará las acciones cimarronas que los conducirá a la emancipación de los esclavos, hechas por ellos, es decir, por los esclavos mismos. La dama libertad no es otra que los vientos de la revolución francesa de 1789 que hace su presencia en las Antillas.
        
    Los críticos caracterizan la novela “Estela”, del haitiano Émeric Bergeaud, como novela fundacional de las letras americanas. Más allá de las polémicas literarias y las caracterizaciones, “Estela” representa una ventana abierta para la búsqueda del ser americano. Hay una representación de la realidad y un contexto histórico social donde se inscribe la narración que nos permite ir al encuentro, que junto a las otras narrativas, en este caso de la negritud,  al encuentro con aquello de lo cual estamos conformado, con nuestra identidad, con  lo que somos, en tanto que americanos. Estamos pues en presencia del devenir del Ser América.


Notas:
([i] “Estela”. Émeric Bergeaud, © Fundación Biblioteca Ayacucho, 2016. Colección Clásicos de América Nº 42. Caracas. Venezuela.

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