Venezuela, del país agrario al país petrolero.
Luis E. Villegas
N.
El
venezolano es un pueblo que llego al siglo XX, a la modernidad, diezmado por
las guerras civiles. Los caudillos, la corrupción, las luchas por el control
del poder; todo ello hace que llegue al final del siglo XIX sin horizonte, sin brújula, sin estructura
definida; un país sin proyecto. Llega sin las condiciones requeridas para
entrar a la expectativa creada del advenimiento de los tiempos de la modernidad
que se anunciaron para el siglo XX.
El siglo
XX venezolano se inicia con la última montonera que toma el poder con Cipriano
Castro y Juan Vicente Gómez. Allí se conforma una etapa de nuestra historia
donde ocurren grandes transformaciones
en el país, cuyo escenario será el producido por el golpe de Estado que Gómez
da a su compadre Cipriano Castro en 1908; iniciándose un período conocido como
gomecismo que culmina con su muerte en
1935.
Este período
demarca la reflexión, con que iniciamos estas notas: “Venezuela, del país
agrícola al petrolero”, cuyo eje es la configuración del país en el ámbito de
la modernidad, y la del proletariado petrolero venezolano, como sujeto social
de esa trasformación.
Esta
transformación que opera en el pueblo venezolano no es el producto del impulso,
la imaginación y la política de un gobierno que tiene una visión actualizada
del mundo y su contexto; y en consecuencia desarrolla una acción de avanzada en
la dinámica interna del país. El factor dinamizador estará en la aparición del
petróleo y la llegada del capital extranjero, bajo el dominio del imperialismo
estadounidense y europeo. Dicho de otra manera: el estancamiento
económico-cultural con que el país llegó a fines del siglo XIX, que como país
no tenía ningún horizonte; fue superado
por un proceso exógeno a su genuina dinámica interna. Para decirlo en
términos populares; en ese momento donde no teníamos salida, “nos sacamos la
lotería con el petróleo y el imperialismo”
Estamos
frente a una encrucijada histórica que determino toda la vida del país, tanto
su historia, como el proceso de ciudadanía que nos formamos y que actualmente
nos caracteriza a los venezolanos. Este momento es complejo, tanto en las
definiciones de sus características como en su desarrollo histórico, dado que
se configura en una mescla de procesos de tipo social, político e ideológico
que van a determinar el futuro y la fisonomía de lo que va siendo un país que
entra a la modernidad. El escritor Orlando Araujo lo definirá como sigue:
“Con todo, el siglo XIX había vivido 136 años, murió el
17 de Diciembre de 1935 y todavía gobernó unos años más (...) Rómulo Gallegos
es el novelista de la encrucijada... Con él termina el siglo XIX y comienza el
siglo XX. Ideológicamente es un positivista y sus ideas llegan hasta de democracia
representativa.”.(1)
Tenemos
pues, unas condiciones de país con características de mundo rural-feudal del
siglo XIX, que se va a desarrollar en un modelo industrial-minero superpuesto a
esa estructura de país atrasado y tradicional. Proceso éste que nos narra la
literatura y que visto desde este ángulo, es don Rómulo Gallegos quien cerrará
el círculo de esa expresión histórica y la realidad se expresará en un nuevo
universo y un nuevo desarrollo, tanto político, como social y literario.
Período pues, en torno al cual
demarcamos los límites de la reflexión, y decimos que se inicia con el
Golpe de Estado que Gómez diera a Cipriano Castro y finalizara con su muerte.
Consideremos
los cambios generales del país durante el período. Como punto de partida
tenemos un país rural desmembrado producto de guerras intestinas, con vastas
regiones aisladas, de economía agrario exportadora de café y cacao, con una
población analfabeta que apenas alcanza los 2 millones 500 mil habitantes. Condiciones que encuentra el
imperialismo, como parte de la herencia colonial, para desarrollar el modelo de
sociedad del capital y entrar a la modernidad. El petróleo, en esta primera
fase de su explotación, producirá un proletariado petrolero, que será sujeto
social histórico; Sujeto social que opondrá una
perspectiva política e ideológica de desarrollo social no positivista
que se confrontará como utopía de construcción social no capitalista.
El
paisaje del país comienza a cambiar producto de la transformación que va a operarse:
pequeñas fábricas son movidas por motor a vapor; en las comunicaciones se
instala el ferrocarril y tranvías; hay mejoras en los puertos, así como la
construcción de algunos edificios que van cambiando la fisonomía de las
Ciudades. Caracas, Valencia, Puerto Cabello, Maracaibo, Ciudad Bolívar; son las
zonas más urbanas y de mayor dinamismo. El país crece según el eje costero; sin
embargo, el predominio del latifundio está presente en el período: 4% acaparan
el 78 % de las tierras cultivables.
El
cambio con el petróleo fue vertiginoso en la estructura económico-social del
país. Un reflejo de ello nos lo dicen las exportaciones realizadas entre1921
y1932: Primero, Para 1921. Las
exportaciones produjeron 240 millones de Bs de los cuales sólo 12 millones 700 mil corresponden a Petróleo
(5,3%).
Segundo, Para
1926, ya se produce un cambio
significativo en sólo 5 años. De 411 millones 92 mil 264; de los cuales 264 258
Millones 93 mil corresponden a Petróleo;
es decir, 63%. Tercero, Para 1932. Seis años más tarde, el cambio es radica.
Las exportaciones de petróleo en la economía venezolana
representan el 85% del total de las exportaciones.
Una
visión de la Clase Obrera, a pesar de la dificulta de encontrar estadísticas de
la época, nos indican la realidad de los trabajadores para el año1936; El total de trabajadores representaban 125
mil 581. Este total se distribuye entre
los sectores: secundario y terciario de la manera siguiente: Secundario: 53 mil 357
representados en la industria de la construcción, electricidad-gas. Terciario: 72 mil 224 representados en:
Comercio, transporte, servicios.
Según el Profesor Leonardo Rodríguez, cotejando la escasa
información sobre el número de trabajadores nos dice: “Una apreciación de
síntesis nos permite situar la cuantía de obreros en 1935 en unos ciento veinte
mil (120 mil) personas, que junto a los que laboran en el sector estatal y los
asalariados del campo, es posible ubicarlos entre 600 y 700 mil de una
población de 3.364.347 habitantes que para el censo de 1936 tenia Venezuela”
Como
podemos observar, se opera un cambio en la estructura del país en casi tres
décadas de manera vertiginosa, proceso que no hubiese sido posible sin la
aparición del petróleo, del cual se apropio el capital trasnacional, con su
dominio tecnológico y la política de
explotación de los recursos naturales en cualquier parte del mundo, en
tanto que imperialismo norte-americano y
europeo.
El cambio impactó
de manera radical en la transformación del proceso cultural del pueblo
venezolano, donde coexistieron lo tradicional de la vida campesina de pueblo
analfabeta víctima del latifundio y los violentos cambios que imponía las
nuevas tecnología necesarias para la explotación petrolera.
Las concesiones de tierras cedidas a las empresas
trasnacionales, hacían un país dentro de otro país; el venezolano se sentía
extranjero en su propio país. Ese hecho develó al Otro, al extranjero “en mi
propia tierra”, y al mismo tiempo se hace evidente la mismidad como en una
especie de contradicción.; Este hecho produce en el venezolano la reafirmación
de un sentido de pertenencia a un ámbito social, como territorial; se produce
entonces el fenómeno de transformarse en
un sujeto social histórico, a partir de los obreros petroleros. Ese campo
social, ese sujeto histórico se conformará pueblo, se conformará país en un
hecho histórico sin precedentes La expresión más significativa de este hecho lo
representa la “huelga petrolera del año 36”, que fue una huelga acompañada por la solidaridad de todo el
país. Familias venezolanas de distintas ciudades asumían la protección y
manutención de los hijos de los trabajadores en huelga; transformándose la
lucha, ya no sólo de los obreros sino todo un país contra el imperialismo.
Tenemos
pues, que ese período 1908-1936, podemos considerarlo como la génesis o la
gestación de la modernidad venezolana expresada en la configuración de una
Clase Obrera y el germen de un Movimiento
Obrero que tendrá que cruzar un largo camino hasta hoy a fin de consolidar su
rol y su objetivo histórico como
Movimiento Obrero y Social Venezolano.
Notas:
(1) Orlando Araujo.
Narrativa venezolana contemporánea. Monte Ávila editores Latinoamericana, C.A.
Caracas Venezuela. 1ra Edición Tiempo Nuevo 1972. 1raEdiciónenMonte Ávila
Editores Latinoamericana Colección Literatura 1988. 1ra edición en Monte Ávila
Editores Latinoamericana Colección estudios 2018 (pág. 185) Caracas Venezuela
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