Vientos Libertarios
Luis E. Villegas N.
Luis E. Villegas N.

Nos dice el diario:
“Es la historia que cuenta el
documental “De la cruz al martillo”,
una cinta que recupera la memoria olvidada de un compromiso social con génesis
en la iglesia y raíz en el campo. Porque los curas obreros optaron por cumplir
aquello que marca el Evangelio: estar con los pobres”.
El documental nos retrotrae a un momento histórico importante en la dinámica de la lucha social; tanto en el ámbito internacional como en el de América Latina. Son los años 60 donde emerge una corriente renovadora y de esperanza tras el triunfo de la revolución cubana que marcará el acontecer político social de todo el continente.
Es Vietnam; la guerrilla latinoamericana; es el mayo
francés del 68 y la revolución de los estudiantes que impactará a nivel
internacional; es Medellín que imprimirá su sello a los cristianos con su
opción preferencial por los pobres”¸ es la
superación de la dicotomía entre
cristianos y marxistas, primero cristalizado en dialogo, luego en la emergencia de la teología de la liberación. Es una época de
lucha y esperanza por la superación de
la pobreza y la explotación de los pobres.
Para el caso venezolano es de vital importancia este momento histórico, cuya dinámica profundiza y consolida la acción política con característica de “acción de base”; dinámica que se va a expresar como tendencia en el Movimiento Obrero y Popular. El aporte de los “cristianos comprometidos” en este desarrollo fue de significativa importancia cuyas expresiones fueron diversas: comunidades de base, cristianos por el socialismo, dinámicas parroquiales, movimientos obreros y juveniles cristianos como la JOC y el MOAC, dinámicas donde estaban inmersos los llamados curas obreros, así como algunas monjas que se incorporaron a trabajar en fabricas y empresas.
Estamos en el momento de la vuelta de la izquierda guerrillera a la lucha política “legal”, tras el fracaso de la línea insurreccional y el efecto de la política de pacificación impulsado por Caldera. Hasta ese momento había privado la acción política como acción insurreccional, era lo predominante del accionar de la izquierda. Lo reivindicativo inmediato estaba subordinado a esa política, tanto en lo organizativo como en la dinámica social en general. La vuelta a la lucha política de “masas”, como era denominada, implicó para la izquierda un reaprendizaje del accionar con la gente. Este período hace emerger como elemento político predominante la acción política de base.
El desarrollo del Movimiento Obrero y Popular tendrá entonces su desarrollo y su estructuración a partir de la dinámica de acción de base, es la tendencia sobre la cual se erigirá la dinámica social y obrera, como movimientos clasistas y autónomos que transitará toda la IV República hasta su desmoronamiento producto de la corrupción de los gobiernos, de las instituciones del Estado, incluidos los aparatos burocráticos sindicales al servicio de la patronal.
Este es el escenario de un movimiento obrero que emerge en busca de su propia fisonomía, donde se incorporan sacerdotes de la iglesia católica que luego le llamaran “curas obreros”. Este aspecto de la historia del movimiento obrero venezolano requiere de una investigación a fondo en función de esclarecer la historia de los trabajadores del período y la especificidad del aporte de este sector de la iglesia.
Una de las primeras evidencias explicitas de la
presencia de éste sector lo representó el cura
Francisco Wuytac “el cura de la Vega”,
como era llamado. Fue expulsado del país durante el gobierno
de Rafael Caldera. Wuytac llego a Venezuela en el año 1966 con la
intensión de trabajar en el puerto de la
Guaira; debido a las dificultades
para entrar a trabajar se va vivir en un barrio de Caracas: La vega. Trabajo en la
comunidad en la construcción de escaleras y calles y callejones, ayudo a
la gente a la construcción y reparación de sus ranchos en una acción con los
vecinos. La pequeña iglesia del barrio
servía de escuela. Ayudó a la organizaron
de desempleados, los cuales hacen
una acción de huelga y manifestación que
impactó al gobierno y a la jerarquía de
la Iglesia. Fue la gota que derramó el agua del vaso y fue expulsado del país.
En los finales de los años sesenta y comienzos de los setenta encontramos sacerdotes y religiosas que están inmersos en la dinamia social venezolana en la perspectiva obrera: franceses, belgas, españoles, vascos, etc. Son religiosos que asumen su apostolado cristiano desde una perspectiva de compromiso social con contenido político, en algunos con su carácter de clase obrera. Algunos sacerdotes y religiosas fueron a trabajar en las fábricas y empresas; otros se situaron a nivel del campo, así como a nivel de cooperativas y muchos de ellos en trabajos comunitarios, grupos de salud, etc.
Las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX marcaron un período muy particular y
significativo. Fueron tiempos que marcaron a la América Latina como el
continente de la esperanza, la utopía y la solidaridad; tiempos donde el hombre
se erigía como centro. Hoy las manifestaciones
sociales en torno a la solidaridad y el hombre han cambiado, tienen otras
expresiones. El hecho religioso pasa por otros derroteros frente a un mundo más
difuso y con menos expresiones de esperanza. El humanismo es bandera ante ese
mundo incierto y la espiritualidad del hombre de hoy es búsqueda y necesidad
cierta.
[1] Los curas obreros / Cuando la lucha antifranquista
nacía del Evangelio / Juan Miguel Baquero / El diario / Rebelión 24-12-2018.
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