sábado, 23 de mayo de 2020

Curas obreros


Vientos Libertarios
Luis E. Villegas N.

Leemos en El diaro.es (Andalucía)  la noticia sobre un documental, De la cruz al martillo”[1], cuyo tema son los curas obreros.  En pleno período de franquismo, su postura desafiaba al régimen, dado que integraron su vida a la dinámica social de base, participando de la vida y las luchas de los más necesitados
Nos dice el  diario: Es la historia que cuenta el documental  De la cruz al martillo”, una cinta que recupera la memoria olvidada de un compromiso social con génesis en la iglesia y raíz en el campo. Porque los curas obreros optaron por cumplir aquello que marca el Evangelio: estar con los pobres”.

El documental nos retrotrae a un momento histórico importante en la dinámica de la  lucha social; tanto en el ámbito internacional como en el de América Latina. Son los años 60 donde emerge una corriente renovadora y de esperanza tras el triunfo de la revolución cubana que marcará el acontecer político social de todo el continente.
Es Vietnam; la guerrilla latinoamericana; es el mayo francés del 68 y la revolución de los estudiantes que impactará a nivel internacional; es Medellín que imprimirá su sello a los cristianos con su opción preferencial por los pobres”¸ es la  superación de la  dicotomía entre cristianos y marxistas, primero cristalizado en dialogo, luego en la  emergencia de la  teología de la liberación. Es una época de lucha y esperanza por la superación  de la pobreza y la explotación de los pobres.

Para el caso venezolano es de vital importancia este momento histórico, cuya dinámica  profundiza  y consolida la  acción política con característica de “acción de base”; dinámica que se va a expresar como  tendencia en el Movimiento Obrero y Popular. El aporte de los  “cristianos  comprometidos” en este desarrollo fue de significativa importancia cuyas expresiones fueron diversas: comunidades de base, cristianos por el socialismo, dinámicas parroquiales, movimientos obreros y juveniles cristianos como la JOC y el MOAC, dinámicas donde estaban inmersos los llamados curas obreros, así como algunas monjas que se incorporaron a trabajar en fabricas y empresas.

Estamos en el momento de la  vuelta de la izquierda guerrillera a la lucha política “legal”, tras el fracaso de la línea insurreccional y el efecto de la política de pacificación impulsado por Caldera. Hasta ese momento había privado la acción política como acción insurreccional, era lo  predominante del accionar de la izquierda.  Lo reivindicativo inmediato estaba subordinado a esa política, tanto en lo organizativo como en la  dinámica social en general. La vuelta a la lucha política de “masas”, como era denominada,  implicó para la izquierda un reaprendizaje del accionar con la  gente. Este período hace emerger como elemento político predominante la acción política de base.

 El desarrollo del  Movimiento Obrero y Popular tendrá entonces su desarrollo y su estructuración a  partir de la dinámica de acción de base, es la tendencia sobre la cual se erigirá la dinámica social y obrera, como movimientos clasistas y autónomos que transitará toda la IV República hasta su desmoronamiento producto de la corrupción de los gobiernos, de las  instituciones del Estado, incluidos los aparatos burocráticos sindicales al servicio de la patronal.

Este es el escenario de un movimiento obrero que emerge en busca de su propia fisonomía, donde se incorporan sacerdotes de la iglesia católica que luego le llamaran “curas obreros”.  Este aspecto  de la historia del movimiento obrero venezolano requiere  de una investigación a fondo en función de esclarecer la historia de los  trabajadores del período y la  especificidad del aporte de este sector de la iglesia.
Una de las primeras evidencias explicitas de la presencia  de  éste sector lo representó el cura Francisco  Wuytac “el cura de la Vega”, como  era llamado. Fue expulsado  del país durante el  gobierno  de Rafael Caldera. Wuytac llego a Venezuela en el año 1966 con la intensión de trabajar en el puerto de la  Guaira;  debido a las dificultades para entrar a trabajar se va vivir en un barrio de Caracas: La  vega. Trabajo en la  comunidad en la construcción de escaleras y calles y callejones, ayudo a la gente a la construcción y reparación de sus ranchos en una acción con los vecinos. La pequeña iglesia del  barrio servía de escuela. Ayudó a la organizaron  de desempleados, los  cuales hacen una acción de huelga y  manifestación que impactó al  gobierno y a la jerarquía de la Iglesia. Fue la gota que derramó el agua del vaso y fue expulsado del país.

En los finales de los años  sesenta y comienzos de los setenta encontramos sacerdotes y religiosas que están inmersos en la dinamia social venezolana en la  perspectiva obrera: franceses, belgas, españoles, vascos, etc. Son religiosos que asumen  su apostolado cristiano desde una perspectiva de compromiso social con contenido político, en algunos con su carácter de clase obrera. Algunos sacerdotes y religiosas fueron a trabajar en las fábricas y empresas;  otros se situaron a nivel del  campo, así como a nivel de cooperativas y muchos de ellos en trabajos comunitarios, grupos de salud, etc.
Las décadas de los sesenta y setenta del  siglo XX marcaron un período muy particular y significativo. Fueron tiempos que marcaron a la América Latina como el continente de la esperanza, la utopía y la solidaridad; tiempos donde el hombre se erigía  como centro. Hoy las manifestaciones sociales en torno a la solidaridad y el hombre han cambiado, tienen otras expresiones. El hecho religioso pasa por otros derroteros frente a un mundo más difuso y con menos expresiones de esperanza. El humanismo es bandera ante ese mundo incierto y la espiritualidad del hombre de hoy es búsqueda y necesidad cierta.

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