sábado, 23 de mayo de 2020

La idea de América en Francisco de Miranda




Luis E. Villegas N.

El hecho de la formación del espacio social, político, americano, viene expresado en la dialéctica de su historia; en la contradicción que lleva en sí la conquista y el colonialismo. La formación de América está en la génesis de su historia colonial, que dio paso a su configuración actual como realidad sudamericana.

  La América actual nace como proyecto social-político-ideológico, a partir del proceso de colonización del continente que impulsaron los europeos. ¿Cuál es ese momento en la historia americana? Pues, como gestación, son muchos y variados esos momentos; y sus expresiones van desde la primera rebelión indígena contra Colón y sus hombres en la Española; pasando por las rebeliones negras, el surgimiento de una burguesía hispanoamericana, hasta el nacimiento de las nuevas repúblicas americanas, tras el proceso de guerra independentista en la primera mitad del siglo XIX.  Las hechos sociales, históricos, se manifiestan como expresión de rebeliones, de luchas, de aspiraciones colectivas de pueblos, tanto formados como en formación. La lectura de estos hechos nos indican elementos de los proyectos históricos-sociales; que algunos de sus hombres han recogido, traducido y  plasmado en utopías político-sociales.

Miranda, el venezolano universal, se le considera el precursor de nuestra independencia americana; proceso que genero  el nacimiento de las nuevas repúblicas hacia la mitad del siglo XIX. Caracterización que algunos historiadores cuestionan, dado que interpretan  que un precursor está distanciado de los hechos que producen el fenómeno histórico al cual se le adjudica su acción precursora. Miranda, además de diseñar un proyecto de América, participa directamente en los hechos  independentistas y muere a consecuencia de ello. La idea americana en Miranda es fundamental en el desarrollo de nuestra historia. La pregunta que cabe y que motiva estas líneas es: ¿Cuál es ese momento del nacimiento de la idea  (proyecto político) americana en Miranda?

 El proceso de ruptura con la corona española, en tanto que centro político-ideológico de dominación del continente, tenía que darse previo al cumplimiento de una condición histórica necesaria: “el reconocerse los americanos como entidad e identidad diferente, otra, frente a España.”. Por tanto, si éste proceso había emergido en la sociedad colonial americana, pues la ruptura sería inminente. 

Dos procesos van a entrelazarse, por un lado, el español del otro lado del mar que se reconocería, por vía de los hechos, distinto a España; tanto por la distancia que le separaba como por el trato que recibía; así como también, por sus intereses en estas tierras que se contradecían con las de la corona imperial. Estamos pues en el proceso del nacimiento de una burguesía criolla que se va a reclamar americana. Este es uno de los aspectos fundamentales que conforman el nacimiento del hecho americano; sin embargo, no involucra directamente al proceso vivido por Francisco de Miranda en su concepción sobre América. Desde los 21 años de edad vivirá en España donde se esforzara por ser reconocido súbdito del rey poniendo todo su empeño y dinero para enrolarse como soldado en el ejército español

Miranda y su familia serán parte de la burguesía que conformará la sociedad colonial venezolana; familia instalada en el país desde los inicios del siglo XVII. Miranda nacerá en la mitad del siglo (1750), y partirá a los 21 años (1771) a España; iniciando así una nueva etapa de su tumultuosa vida, continuando su formación y emprendiendo la carrera militar en el ejército español. En diciembre de 1772 ingresa al servicio de España como capitán del regimiento de infantería de la Princesa. Nos cuenta José Nucette Sardi ([i]) “...cargo que había negociado desde abril de 1771 con Juan Gaspar de Turriequel, y el siete de enero de 1773 le son entregadas por éste las Patentes, mediante el pago de ochenta y cinco mil reales de vellón, según consta en el documento firmados ante el escribano José de Yebra  Camargo”.

El hecho de buscar ser reconocido por la sociedad colonial española, como uno de los suyos, como súbdito de la corona imperial, marcará esta etapa de la vida de Miranda; es decir, el hecho es que socialmente lo español estaba por encima de lo americano. Podemos preguntarnos: ¿En esta etapa, que significa para el joven Miranda el hecho americano, el ser americano?  Estamos pues, en una etapa todavía lejana de los procesos revolucionarios universales y del proceso de rupturas e ideas revolucionarias que marcaran a Miranda e impactaran al mundo europeo. Mientras tanto, Miranda estará  sumergido en el proceso de estudio y demostraciones de “limpieza de sangre que durará dos años a partir de su llegada a España. Cumplido este proceso ingresa pues, como hemos dicho, en el ejército español.

Miranda llega a España en marzo de 1771 y dos años más tarde, a fines de 1772 logra entrar al ejército español. Durante todo este tiempo tiene dos preocupaciones centrales: uno, lograr un reconocimiento en el ejército que le permitiera hacer carrera; cuestión que no se le da a pesar de todas las iniciativas que toma al interior del ejército; dos, cumplir con la formación que necesita; cuestión que le lleva a formar una copiosa biblioteca, a partir de la cual se forjará en las ideas de la ilustración; a pesar de las restricciones y coerción de la sociedad española.

Diversas son las reacciones de Miranda ante el hecho de no lograr ser reconocido; y más que negarle un ascenso militar, su situación está en el ámbito y dominio de la inquisición, quien ya le está investigando y vigilando. Ese reconocimiento parcialmente  lo logrará sólo y a partir de  cuándo logra enrolarse en la sección del ejército español que fuera enviado en apoyo a los EEUU en su lucha independentista contra los ingleses.  Miranda llegará a la ciudad portuaria de la Florida, Pensacola, como edecán de Cajigal; tras el enfrentamiento capitularan los Ingleses el 8 de mayo de 1781 y será el  único momento cuando Miranda será reconocido como uno más de los participantes,  dándole el ascenso a Teniente Coronel por orden y firma del Rey, el 20 de julio de ese año. Habían transcurrido 8 años después de su ingreso al ejército español para que recibiera este primer y único ascenso.

En términos del pensamiento de Miranda para este período, nos dice la profesora Carmen Bohórquez([ii]): “Nada indica que considere como injusta la dominación española sobre América”. Pero al mismo tiempo afirma: “nada indica que sea un ferviente defensor de la España Monárquica”. Continua la autora: “A juzgar por las lecturas  que hacía se puede suponer ([iii]) que no le era indiferente la situación de América”. Esto a fines de 1772; sin embargo, 8 años más tarde, en el marco de los acontecimientos de Pensacola, dice nuestra autora: “Miranda continua pensando como vasallo del Rey.” En una caracterización que hace la autora con respecto a Miranda, durante este período, no dice: “los hechos... prueban el compromiso aún profundo que Miranda guarda con el orden establecido”. Más adelante afirma:”Miranda se inscribe completamente en los códigos morales que prevalecieron en la sociedad colonial”... “Los indios serán salvajes, los negros no eran sino esclavos, no eran considerados seres humanos”.

Esta visión de la época y por supuesto de Miranda, puede sorprender algún lector desprevenido, así como también aquellos cuyo imaginario político-cultural predomina la idea binaria de buenos y malos; sin embargo, aún cuando en los tiempos actuales no justifiquemos una visión como esa, considerar el período desde su propia perspectiva nos posibilita comprender su desarrollo y explicarnos las formas de ese pensamiento predominante en la época. La profesora Bohórquez nos dice que durante el período que vivió Miranda en Cádiz y Melilla, alrededor de 1775; recordemos que este período de la vida de Miranda es el anterior a su vínculo con la revolución Norteamericana; es un período que está lleno de frustración para Miranda desde el ángulo de las expectativas de la vida militar; pero sin embargo fueron años muy provechos desde la perspectiva de formación intelectual. Por su propia iniciativa, Miranda, a modo autodidacta, leyó a autores del periodo ilustrado, tales como: el filósofo J Locke, Pope, Hume, Pufferndorl, D´Alember, Rousseau, Voltaire, entre otros...

Con respecto a las consideraciones frente al negro y el indio, que nos suenan chocantes en el pensamiento de Miranda, veamos algunos elementos de la reflexión de ese período. El centro de la reflexión filosófica que predominaba en ese momento en el pensamiento europeo occidental era en torno al conocimiento humano. Locke, filósofo empirista ingles, reflexionaba sobre el tema diciendo que la estructura humana del pensamiento era homogénea en los hombres, con la excepción de los niños, los locos y los naturales. Pues bien, los naturales éramos (somos) nosotros no europeos, americanos entre otros. Éramos pues la excepción, desde la  visión de  la filosofía empirista de J. Locke, que  consideraba la estructura humana como fenómeno homogéneo del desarrollo de la naturaleza humana y del conocimiento. Y así pues, el período consideraba “normal”, “natural”,  esa realidad que más tarde sería  derrocada por el pensamiento de las ideas libertarias y cuyo vehículo, uno de ellos, sería la revolución francesa. Tenemos pues, que este es el periodo y el clima de pensamiento donde está inscrito, inserto, Francisco de Miranda como hombre formado en la ilustración.

A partir de la toma de Pensacola, Miranda va a pasar los siguientes años en el Caribe bajo las órdenes de Cagigal como su edecán. Las condiciones de Miranda no mejoran y al contrario, la persecución se hace más intensa y férrea. Sólo su jefe Cagigal es quien cree en él y lo protege. Como hombre de confianza de Cagigal, Miranda actúa en varias misiones secretas por instrucciones de su jefe; las cuales se desenvuelven entre las conjuras de las potencias coloniales enfrentadas en juegos diplomáticos y enfrentamientos directos. Muchas de estas misiones son desempeñadas con éxito por Miranda; que más que favorecer su suerte actúan en su contra; a tal punto que para salvar su vida  debe renunciar al ejército español y escapar a los EE.UU. A pesar de la defensa que le hace Cagigal en España. Su destino, de permanecer en el ámbito español, era la muerte en una mazmorra donde sería enviado por un tribunal de la inquisición española. Miranda había llegado al Caribe en 1780, en la expedición del general Victorio de Navia, donde venía Cagigal como coronel del regimiento de Aragón, y con el Francisco de Miranda. Para el 1 de junio abandona la Habana (Cuba) para llegar a la Costa oeste de los EE.UU. iniciándose un nuevo ciclo en la vida de Francisco de Miranda.

Desde la perspectiva del análisis histórico, estamos en un punto clave de la vida de Miranda y la gestación de su proyecto de emancipación de la América. Punto que implica mayor detenimiento y profundidad en el análisis histórico. En todo caso, y para nuestros fines de difusión de la visión del pensamiento americano en Miranda, basten esta referencia que nos ponen frente a un nuevo período en la vida de Miranda como revolucionario universal, que lo diferencia radicalmente de la naciente burguesía hispanoamericana. Son sus conocimientos históricos-políticos los que lo llevan a observar  el carácter de la revolución estadounidense y estudiarla de cerca y sobre el terreno.  Es su visión enciclopédica de hombre ilustrado  que lo hace llegar a Europa y realizar un periplo por países y reinos en función de conocer esa realidad, no teórica, exclusivamente, sino la expresión de la realidad política y la guerra entre las potencias coloniales. Es esa ansia de conocimiento lo que lo lleva a viajar para comprender y complementar sus lecturas y reflexiones políticas. Allí se gestó su pensamiento, el proyecto emancipador de las colonias hispanoamericanas.      

Las interpretaciones de este proceso son diversas, múltiples. Nos dice la profesora Bohórquez: “En todo caso, lo que sí es cierto es que seis meses después de su llegada a los Estados Unidos, Miranda comienza hablar de su proyecto emancipador de las colonias hispanoamericanas”. Sin embargo, el proyecto de emancipación americana de Miranda se completa en la propia América. Permítasenos decir, parafraseando a la profesora Bohórquez: “lo que sí es cierto es...” que no basto para ese proyecto emancipador, el periplo de Miranda por Europa; como tampoco su participación en la revolución francesa; como tampoco sus gestiones diplomáticas y políticas con los gobiernos coloniales europeos de Inglaterra, Francia, hasta la Rusia de Catalina. El proyecto mirandino se configurará definitivamente cuando la propia América lo hace suyo; cuando los negros haitianos dan su apoyo y financian parte de la gesta libertaria de Don francisco de Miranda por la emancipación de la América.


Notas:


([i] ) José Nucette Sardi. Aventura y tragedia de Don Francisco de Miranda. © 1971, Plaza &Janes, S.A. Editores. Barcelona.
([ii] ) Carmen Bohórquez. Francisco de Miranda. Precursor de las independencias de la América Latina. 1ra edición en francés, Editions L´Harmattan, 1998.  1ra edición en Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2006. 2da edición 2016.
([iii] ) Subrayado nuestro.



















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