sábado, 23 de mayo de 2020

rebelión juvenil turca


Lecturas
Orhan Pamuck 
Luis E. Villegas. N.

Para uno, lector común Sudamericano Turquía es una realidad distante, compleja. Estambul, Mesopotamia, Imperio Otomano… imágenes que nos llegan de una historia remota.  Ayer un gran Imperio que compitió con Occidente; hoy,  país dependiente,  puerta de entrada al Asia que lo hace un objetivo geopolítico de los centros imperiales actuales.  Más allá de las diferencias encontramos que la vivencia humana de los pueblos es Universal. 

Orhn Pamuk nos muestra ese mundo en su obra narrativa; obra que le hizo merecedor del Premio Nobel de Literatura 2006. La novela “La casa silenciosa”, editada en 1983, la abordaremos en estas líneas desde  un ángulo de su lectura: la rebeldía juvenil. Develemos pues la trama a fin de contextualizar nuestra lectura.

Un encuentro entre generaciones; - la abuela y sus nietos-, ponen de manifiesto dos realidades de la Turquía de los años setenta.  Encuentro tangenciales de dos tiempos existenciales distintos. Espacio generacional que busca un puente comunicacional que pueda superar el peso del pasado. Historia de padres y sus contextos cuyas consecuencias existenciales los hijos cargan a cuesta. Gestación de la rebeldía juvenil.

Los personajes de la novela son una pareja de clase media tradicional turca: Fatma pertenece  a una familia de posición social acomodada y él, Selâharttin , médico con una exitosa carrera y un futuro promisor. Por motivos políticos deben salir de Estambul y se instalan en una pequeña ciudad cercana mientras las condiciones políticas cambian; más los hechos harán que no regresen jamás a Estambul.

Las circunstancias que envuelven la vida del médico Selâharttin  y su postura crítica frente a la sociedad le hacen tener una actitud cada vez más radical, transformando su vida en una utopía  con la que pretende salvar a  la gente y a su país de la modorra existencial en que se encontraba. Se propone escribir una enciclopedia, al modo de los enciclopedistas franceses del siglo XVIII, que permita quitar el velo  que cubre la realidad de la gente y que la hace  mantener postrada en la ignorancia.

Dedica la vida al proyecto olvidándose de su profesión; se da por entero a la ciencia, camino que le lleva a aislarse, a vivir en la pobreza; al distanciamiento social y a la incomprensión de su mujer Fatma.  Con los años se percata de la imposibilidad de completar tamaña empresa, el trabajo exige tiempo y la vida se le agota. La frustración se va adueñando de su ser;  y se refugia en el alcohol.

Fatma y el  Dr Selâharttin  tienen un hijo, Doĝan, el cual les da tres nietos. Tras el distanciamiento que día a día crece entre la pareja, el Dr Selâharttin tiene dos hijos más fuera del matrimonio, cuestión que Fatma  nunca aceptó, llevándola un día, en un arrebato de celos, furia y venganza, a atacar a bastonazos a  los niños bastardos dejándolos  lisiados. Este hecho le llevará a vivir con un sentimiento contradictorio de odio y remordimiento con el cual cargará toda su vida. Uno de los niños es Recep, será el enano; el otro es Ismail, será el cojo. Éste último, ya hombre, tendrá un hijo: Hasan; uno de los personajes de la novela en torno al cual girará nuestra reflexión.       

  El encuentro fugaz entre los primos se produce después de mucho tiempo sin verse y ocurre cuando éstos vienen a visitar a su abuela. Faruk, Nilgün y Metín son los hijos de Doĝan, los cuales representan una familia de clase media acomodada, estructurada. Hasan pertenece a la parte de la familia pobre, segregada socialmente, sin horizontes social; son los parias de una sociedad que es expresión de una realidad de clases manifiesta en esa familia turca. Sus contactos son tangenciales, distanciados, representativos de una sociedad  clasista.

  Hasan es un muchacho que aspira ser reconocido, añora la vida  y el  triunfo social de esa parte de su familia; rechaza la vida de pobreza que lleva con un padre-lotero que representa la parte proletaria de un pueblo que lo señala como poca cosa. El vínculo que intenta establecer con ese otro ámbito, lo imagina con Nilgün, su prima; muchacha que sueña con un mundo de igualdad social. Cree estar enamorado de ella y desde lejos proyecta toda su fantasía de relación con ella. Recuerda Hasan momentos de su niñez:  
«Pero por aquel entonces yo no sentía tanta vergüenza porque nuestra casa fuera pequeña, mi padre un vendedor ambulante y mi tío un enano. No, no digo que no me diera ninguna vergüenza porque cuando todavía no teníamos pozo y yo iba con mi madre me daba miedo que me vieras, Nilgün…»

Hasan busca establecer un vínculo con su prima Nilgün; en realidad son conocidos, más  no amigos;  sin embargo, el intento de acercamiento no puede llamarse “restablecer” la relación de amistad, dado que lo que antes existió fue una relación de niños donde mediaba entre ellos juegos infantiles, donde se descubrían el uno al otro, así como lo externo a sus naturalezas y sus propios mundos infantiles. El reconocimiento que la actualidad les exige es de nueva naturaleza social, un descubrir al otro en sus expresiones vitales y visión del mundo, ya no el de niños, sino el de la realidad social que les impacta y los conforma como seres sociales. En la niñez más que descubrimiento “del otro” había “un estar con el otro”,  identificación mutua de “seres asexuados”; más ahora eran jóvenes que se interpelan el uno al otro, a su ser sexual como vinculo de pertenencia, de reconocimiento humano y social. El erotismo a flor de piel juvenil se manifestaba en Hasan: -“Sus piernas delgaditas”;  o en la contemplación de su cuerpo tendida a la orilla de la playa. El tiempo había transcurrido lo suficiente erigiendo una barrera social.

- “La quiero”, se dice a sí mismo Hasan en sus soliloquios. Manifestación de un enamoramiento de carácter juvenil motivada por dos  razones: Uno, su soledad que requiere ser compensada por el “otro”, por el enamoramiento del “otro” y que viene a representar la seguridad que vivió de niño, vida feliz donde todo era seguridad. Dos, la necesidad  de ser reconocido más  allá de su condición de clase, a la que es sometido cotidianamente  al ser considerado como ser inferior.  Condición de vida que le “toco vivir”, por la condición de clase que se transmite de padres a hijos. Condición social de un padre cuyo oficio de vendedor de loterías le determina una  posición social y su deformación física (la cojera) es la marca, el  sello de su identificación de paria. El hijo, Hasan, veía en la  relación con Nilgün una salida; su enamoramiento representaba parte de la fantasía de su reivindicación social.

Hasan rechaza el camino que su padre escogió para él; odia a su padre y a los estudios, no ve que estudiar sea la salida. Finge estudiar encerrado en su habitación, más escapa por la ventana. La obsesión por los estudios por parte del padre, pareciera ser la proyección de su superación social sobre el hijo. Hasan escapa por la ventana de su habitación; un día el padre espera que vuelva, al llegar el muchacho le recrimina su falta de interés por los estudios, Hasan relata:

«Se levantó, me abrió, grito, y chilló, creí que me iba a pegar otra vez, no, rápidamente empezó a explicarme lo dura que es la vida y la importancia del título; cuando habla de eso no pega» (…) Mientras yo me rehacía siguió relatando y luego, al ver que no le escuchaba, empezó a lloriquear: hijo mío, ¿por qué no estudias?, y tal. Me dio pena, lo lamenté, pero ¿Qué puedo hacerle?» Cuando después me dio un golpe en el hombro me enfadé. / - Si vuelves a pegarme me escapare de esta casa. (p231)

El país es escenario de enfrentamientos políticos entre fascistas y comunistas, cuyos métodos empleados no son nada democráticos. Los comerciantes y sectores de la población son sometidos a la coerción política de unos y otros para mantener, cual guerra de posiciones, el control de sectores de la población. Hasan ha entrado en uno de los grupos fascistas, cuya actividad principal es la realización de tareas que implican la estrategia de control de la ciudad por parte del partido. Forma parte del grupo de los cobradores a los comerciantes del mercado, realiza pintas nocturnas en las paredes de la ciudad, amedrentamiento a comerciantes… Es uno de las instancias más bajas de la organización, conformada por jóvenes a los que les explotan su rebeldía comandado por un adulto; la característica de sus acciones tiene que ver con la actuación de las pandillas o pequeñas mafias.

 La vida social y sus imperativos van imponiéndose sobre el mundo juvenil que conforma la vida de Hasan. Las circunstancias políticas, el mundo social adulto absorbe la dinámica de vida juvenil transformando su ser. Poco a poco los compromisos y la obediencia a la organización política harán que su vida se transforme completamente.

Hasan es sorprendido por sus compañeros del grupo y le descubren enamorado de una chica rica, su prima; además ella es acusada de comunista por ser lectora de uno de sus periódicos. Niña rica y además comunista son dos condiciones que la organización fascista no podría tolerar en uno de sus miembros; por tanto, su fidelidad a la organización está en tela de juicio. Denunciado ante el jefe Mustafa, éste dispone que Hasan personalmente debe dar una lección a la chica: romperle el periódico y darle su merecido.

Mientras transcurre el tiempo fijado para la acción, Hasan en sus fantasías busca diversas posibilidades de cambiar el destino al que fue condenado. Crea en su mente situaciones opuestas y contradictorias que van; desde la ilusión de estar en un juego donde la organización lo pone a prueba;  o recurrir a la comprensión del jefe del grupo, Mustafa, que actuaría como un padre; hasta pensar en el sentido opuesto de la situación, como si no  estuviera involucrado en el hecho, lograr comunicarse con Nilgün  explicarle el peligro que  corría, quedando entonces como un héroe, como su salvador, siéndole  reconocida su valentía por la muchacha que representaba su “gran amor”.

 Entre alternativas opuestas Hasan fantasea distintas soluciones buscando escapar de la situación a la que fue llevado y que no comprendía del todo. Su situación tenía un origen, era producto de la sociedad que le segregaba y a la cual no pertenecía. Pensaba:

«Si, ahora mismo la llamare: « ¿Oiga? Está en peligro, señorita Nilgün; no vaya hoy ni a la playa ni a la tienda y no salga más de casa. ¿Qué quién soy? ¡Un viejo amigo! Clac…  ¿Se dará cuenta de quién soy, de que la quiero? ¿Comprenderá que quiero protegerla del peligro?» (p.257)

   El autor nos muestra a su joven personaje viviendo una etapa camino a la madurez; por tanto sus soliloquios vienen a representar una especie de pensamiento en  “zig zag”, si podemos decir así. No es un dudar permanente, es una construcción de pensamiento que esta impelido por el actuar. En la medida en que actúa va sintetizando el horizonte de la acción; es lo contrario del adulto que puede establecérsele una correspondencia entre actuar y pensar.

Los días pasan y Hasan no logra establecer comunicación con Nilgün, al contrario ella lo  evita. Llegado el día tiene que actuar bajo la vigilancia de Mustafa, el jefe del grupo. Por varias circunstancias imprevistas, entre ellas testigos que delatarían la acción; Nilgün logra llegar a su casa, hecho que hace fracasar el intento de agresión. Ante la reacción de Mustafa Hasan se compromete a cumplir la misión en la primera oportunidad. Juntos se dirigen a la tienda y decomisan los periódicos comunistas al tendero, no sin antes advertirlo sobre las consecuencias de vender tales periódicos. Allí Hasan hace gala de su furia contra la tienda y el tendero, una manera de reivindicarse con el jefe.

Días más tarde se encuentra con Nilgün, más ella lo rechaza, trata de evitarlo. Hasan la encara y tras un ataque de furia la golpea salvajemente. Este momento es definitorio para la vida de Hasan; desaparece de su casa. La noticia corre por toda la ciudad y no es encontrado por su padre quién lo busca.

El tío el Recep  encuentra a Nilgün:
«¿A qué esperas? ¡Corre, Recep, corre», me dije cuando comprendí que el que daba la paliza y luego huía era Hasan y la que yacía tirada en el suelo era Nilgün. Dejé las bolsas y corrí, corrí hasta llegar junto a ella.» / -Nilgün. Nilgün. ¿Cómo estas hija mía?

Para este momento el destino de Hasan esta trazado. Su rebeldía, su inconformidad con un mundo que no es el suyo, que rechaza y expresa a través de su rebeldía ha sido absorbida, integrada, secuestrada, canalizada por el  contexto social; por un mundo adulto que le configura el destino de muchacho rebelde. 

Una rebeldía genuina de una etapa juvenil trasformada por la circunstancia en un hecho social codificado, normado socialmente.

«Hasan ha pasado el  día huyendo, sale del su escondite decidido a marcharse. Por su mente, cual cinta de película, pasan sus recuerdos atropelladamente. Es su última mirada al pueblo que cobijo hasta hoy su vida:
« Antes de irme quise mirar aquello por última vez, mi antiguo refugio entre el almendro y las higueras… Lo miré por última vez y  ya me voy»

Después de contemplar su refugio de la niñez, pasa revista a otros espacios que colmaron su existencia de niño:

«Después de cruzar el sendero quise mirar también nuestra casa y el barrio de abajo, que ahora se ven a lo lejos. Bueno padre, adiós, el día que vuelva victorioso, de hecho, quién sabe, quizá lo hayas leído en los periódicos, comprenderás lo equivocado que estabas conmigo, no soy un hombre que se conforme con ser un simple barbero…»

Opera entonces el fenómeno, la manifestación de la adultez; un ser que tiene historia, que se enfrenta a un futuro, que busca construir la vida rompiendo con un pasado. Marcha por los recodos en busca de la estación del tren; el mismo que trae a los obreros a la zona industrial. En su travesía se le presenta la oportunidad y roba la cartera de un obrero. Su mirada se posa sobre las fábricas y los obreros; su mente le lleva nuevamente a los recuerdos del padre y sus aspiraciones para que fuera un “hombre de bien”. Hasan observa la entrada de los  obreros a la fábrica:

«…pasan por el puesto de  vigilancia meten y  sacan en algún sitio las  tarjetas que llevan en la  mano y los vigilantes observan a los obreros como si fuera una prisión. Además, la fábrica está rodeada por todas partes con alambre de espino. Sí, eso que llaman fabrica no deja de ser una moderna prisión y los pobres esclavos consumen sus vidas  de ocho  a cinco para placer de las maquinas».

      Así mismo piensa en la educación que le era reservada por su padre:

«Si mi padre hubiera podido encontrarme un enchufe, habría decidido que dejara de estudiar y me habría metido entre estos obreros y cuando pensara que iba a pasarme la vida junto a una maquina en esta prisión se alegraría porque habría asegurado la vida de su hijo».

Ya en la estación, sentado en un banco espera el tren junto a otros pasajeros. Busca en el  diario noticias del hecho Nilgün y no encuentra. A su lado se sienta un hombre, su cuerpo es sacudido por el miedo; pensaba que lo habían descubierto. Con mucha cautela observa a su compañero de banco:

«Le miré a los  ojos de reojo sin bajar el periódico. Tiene unas manos enormes y arrugadísimas, con gruesos dedos, y los apoya cansadas sobre su pantalón, más gastado aún que el mío. Le mire también a la cara y comprendí: un viejo obrero al que le han estrujado bien, molido de tanto trabajar»

Llega el tren y Hasan lo toma, sube al vagón como un obrero más y siente que: «el vagón está cálido y húmedo con el calor de los  cuerpos que se agitan en su interior. Temedme, temedme!». El devenir de la vida del paria se hizo presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario