Lecturas
Orhan Pamuck
Orhan Pamuck
Luis E.
Villegas. N.
Para uno, lector común
Sudamericano Turquía es una realidad distante, compleja. Estambul, Mesopotamia,
Imperio Otomano… imágenes que nos llegan de una historia remota. Ayer un gran Imperio que compitió con
Occidente; hoy, país dependiente, puerta de entrada al Asia que lo hace un
objetivo geopolítico de los centros imperiales actuales. Más allá de las diferencias encontramos que la
vivencia humana de los pueblos es Universal.
Orhn Pamuk nos muestra
ese mundo en su obra narrativa; obra que le hizo merecedor del Premio Nobel de
Literatura 2006. La novela “La casa silenciosa”, editada en 1983, la
abordaremos en estas líneas desde un
ángulo de su lectura: la rebeldía juvenil. Develemos pues la trama a fin de
contextualizar nuestra lectura.
Un encuentro entre
generaciones; - la abuela y sus nietos-, ponen de manifiesto dos realidades de
la Turquía de los años setenta.
Encuentro tangenciales de dos tiempos existenciales distintos. Espacio
generacional que busca un puente comunicacional que pueda superar el peso del
pasado. Historia de padres y sus contextos cuyas consecuencias existenciales
los hijos cargan a cuesta. Gestación de la rebeldía juvenil.
Los personajes de la
novela son una pareja de clase media tradicional turca: Fatma pertenece a una familia de posición social acomodada y
él, Selâharttin , médico con una exitosa carrera y un futuro promisor. Por
motivos políticos deben salir de Estambul y se instalan en una pequeña ciudad
cercana mientras las condiciones políticas cambian; más los hechos harán que no regresen jamás a Estambul.
Las circunstancias que
envuelven la vida del médico Selâharttin
y su postura crítica frente a la sociedad le hacen tener una actitud
cada vez más radical, transformando su vida en una utopía con la que pretende salvar a la gente y a su país de la modorra
existencial en que se encontraba. Se propone escribir una enciclopedia, al modo
de los enciclopedistas franceses del siglo XVIII, que permita quitar el
velo que cubre la realidad de la gente y
que la hace mantener postrada en la
ignorancia.
Dedica la vida al
proyecto olvidándose de su profesión; se da por entero a la ciencia, camino que
le lleva a aislarse, a vivir en la pobreza; al distanciamiento social y a la
incomprensión de su mujer Fatma. Con los
años se percata de la imposibilidad de completar tamaña empresa, el trabajo
exige tiempo y la vida se le agota. La frustración se va adueñando de su
ser; y se refugia en el alcohol.
Fatma y el Dr Selâharttin tienen un hijo, Doĝan, el cual les da tres
nietos. Tras el distanciamiento que día a día crece entre la pareja, el Dr
Selâharttin tiene dos hijos más fuera del matrimonio, cuestión que Fatma nunca aceptó, llevándola un día, en un
arrebato de celos, furia y venganza, a atacar a bastonazos a los niños bastardos dejándolos lisiados. Este hecho le llevará a vivir con
un sentimiento contradictorio de odio y remordimiento con el cual cargará toda
su vida. Uno de los niños es Recep, será el enano; el otro es Ismail, será el
cojo. Éste último, ya hombre, tendrá un hijo: Hasan; uno de los personajes de
la novela en torno al cual girará nuestra reflexión.
El encuentro fugaz
entre los primos se produce después de mucho tiempo sin verse y ocurre cuando
éstos vienen a visitar a su abuela. Faruk, Nilgün y Metín son los hijos de
Doĝan, los cuales representan una familia de clase media acomodada,
estructurada. Hasan pertenece a la parte de la familia pobre, segregada
socialmente, sin horizontes social; son los parias de una sociedad que es
expresión de una realidad de clases manifiesta en esa familia turca. Sus
contactos son tangenciales, distanciados, representativos de una sociedad clasista.
Hasan es un muchacho
que aspira ser reconocido, añora la vida
y el triunfo social de esa parte
de su familia; rechaza la vida de pobreza que lleva con un padre-lotero que
representa la parte proletaria de un pueblo que lo señala como poca cosa. El
vínculo que intenta establecer con ese otro ámbito, lo imagina con Nilgün, su
prima; muchacha que sueña con un mundo de igualdad social. Cree estar enamorado
de ella y desde lejos proyecta toda su fantasía de relación con ella. Recuerda
Hasan momentos de su niñez:
«Pero
por aquel entonces yo no sentía tanta vergüenza porque nuestra casa fuera
pequeña, mi padre un vendedor ambulante y mi tío un enano. No, no digo que no
me diera ninguna vergüenza porque cuando todavía no teníamos pozo y yo iba con
mi madre me daba miedo que me vieras, Nilgün…»
Hasan busca establecer
un vínculo con su prima Nilgün; en realidad son conocidos, más no amigos;
sin embargo, el intento de acercamiento no puede llamarse “restablecer”
la relación de amistad, dado que lo que antes existió fue una relación de niños
donde mediaba entre ellos juegos infantiles, donde se descubrían el uno al
otro, así como lo externo a sus naturalezas y sus propios mundos infantiles. El
reconocimiento que la actualidad les exige es de nueva naturaleza social, un
descubrir al otro en sus expresiones vitales y visión del mundo, ya no el de
niños, sino el de la realidad social que les impacta y los conforma como seres
sociales. En la niñez más que descubrimiento “del otro” había “un estar con el
otro”, identificación mutua de “seres
asexuados”; más ahora eran jóvenes que se interpelan el uno al otro, a su ser
sexual como vinculo de pertenencia, de reconocimiento humano y social. El
erotismo a flor de piel juvenil se manifestaba en Hasan: -“Sus piernas
delgaditas”; o en la contemplación de su
cuerpo tendida a la orilla de la playa. El tiempo había transcurrido lo
suficiente erigiendo una barrera social.
- “La quiero”, se dice
a sí mismo Hasan en sus soliloquios. Manifestación de un enamoramiento de
carácter juvenil motivada por dos
razones: Uno, su soledad que requiere ser compensada por el “otro”, por
el enamoramiento del “otro” y que viene a representar la seguridad que vivió de
niño, vida feliz donde todo era seguridad. Dos, la necesidad de ser reconocido más allá de su condición de clase, a la que es
sometido cotidianamente al ser
considerado como ser inferior. Condición
de vida que le “toco vivir”, por la condición de clase que se transmite de
padres a hijos. Condición social de un padre cuyo oficio de vendedor de
loterías le determina una posición social
y su deformación física (la cojera) es la marca, el sello de su identificación de paria. El hijo,
Hasan, veía en la relación con Nilgün
una salida; su enamoramiento representaba parte de la fantasía de su
reivindicación social.
Hasan rechaza el camino
que su padre escogió para él; odia a su padre y a los estudios, no ve que
estudiar sea la salida. Finge estudiar encerrado en su habitación, más escapa
por la ventana. La obsesión por los estudios por parte del padre, pareciera ser
la proyección de su superación social sobre el hijo. Hasan escapa por la
ventana de su habitación; un día el padre espera que vuelva, al llegar el
muchacho le recrimina su falta de interés por los estudios, Hasan relata:
«Se
levantó, me abrió, grito, y chilló, creí que me iba a pegar otra vez, no,
rápidamente empezó a explicarme lo dura que es la vida y la importancia del
título; cuando habla de eso no pega» (…) Mientras yo me rehacía siguió
relatando y luego, al ver que no le escuchaba, empezó a lloriquear: hijo mío,
¿por qué no estudias?, y tal. Me dio pena, lo lamenté, pero ¿Qué puedo
hacerle?» Cuando después me dio un golpe en el hombro me enfadé. / - Si vuelves
a pegarme me escapare de esta casa. (p231)
El país es escenario de
enfrentamientos políticos entre fascistas y comunistas, cuyos métodos empleados
no son nada democráticos. Los comerciantes y sectores de la población son
sometidos a la coerción política de unos y otros para mantener, cual guerra de
posiciones, el control de sectores de la población. Hasan ha entrado en uno de
los grupos fascistas, cuya actividad principal es la realización de tareas que
implican la estrategia de control de la ciudad por parte del partido. Forma
parte del grupo de los cobradores a los comerciantes del mercado, realiza
pintas nocturnas en las paredes de la ciudad, amedrentamiento a comerciantes…
Es uno de las instancias más bajas de la organización, conformada por jóvenes a
los que les explotan su rebeldía comandado por un adulto; la característica de
sus acciones tiene que ver con la actuación de las pandillas o pequeñas mafias.
La vida social y sus imperativos van
imponiéndose sobre el mundo juvenil que conforma la vida de Hasan. Las
circunstancias políticas, el mundo social adulto absorbe la dinámica de vida
juvenil transformando su ser. Poco a poco los compromisos y la obediencia a la
organización política harán que su vida se transforme completamente.
Hasan es sorprendido
por sus compañeros del grupo y le descubren enamorado de una chica rica, su
prima; además ella es acusada de comunista por ser lectora de uno de sus
periódicos. Niña rica y además comunista son dos condiciones que la
organización fascista no podría tolerar en uno de sus miembros; por tanto, su
fidelidad a la organización está en tela de juicio. Denunciado ante el jefe Mustafa,
éste dispone que Hasan personalmente debe dar una lección a la chica: romperle
el periódico y darle su merecido.
Mientras transcurre el
tiempo fijado para la acción, Hasan en sus fantasías busca diversas posibilidades
de cambiar el destino al que fue condenado. Crea en su mente situaciones
opuestas y contradictorias que van; desde la ilusión de estar en un juego donde
la organización lo pone a prueba; o
recurrir a la comprensión del jefe del grupo, Mustafa, que actuaría como un
padre; hasta pensar en el sentido opuesto de la situación, como si no estuviera involucrado en el hecho, lograr
comunicarse con Nilgün explicarle el
peligro que corría, quedando entonces como
un héroe, como su salvador, siéndole
reconocida su valentía por la muchacha que representaba su “gran amor”.
Entre alternativas opuestas Hasan fantasea
distintas soluciones buscando escapar de la situación a la que fue llevado y
que no comprendía del todo. Su situación tenía un origen, era producto de la
sociedad que le segregaba y a la cual no pertenecía. Pensaba:
«Si,
ahora mismo la llamare: « ¿Oiga? Está en peligro, señorita Nilgün; no vaya hoy
ni a la playa ni a la tienda y no salga más de casa. ¿Qué quién soy? ¡Un viejo
amigo! Clac… ¿Se dará cuenta de quién
soy, de que la quiero? ¿Comprenderá que quiero protegerla del peligro?» (p.257)
El autor nos muestra a
su joven personaje viviendo una etapa camino a la madurez; por tanto sus
soliloquios vienen a representar una especie de pensamiento en “zig zag”, si podemos decir así. No es un
dudar permanente, es una construcción de pensamiento que esta impelido por el
actuar. En la medida en que actúa va sintetizando el horizonte de la acción; es
lo contrario del adulto que puede establecérsele una correspondencia entre
actuar y pensar.
Los días pasan y Hasan
no logra establecer comunicación con Nilgün, al contrario ella lo evita. Llegado el día tiene que actuar bajo
la vigilancia de Mustafa, el jefe del grupo. Por varias circunstancias
imprevistas, entre ellas testigos que delatarían la acción; Nilgün logra llegar
a su casa, hecho que hace fracasar el intento de agresión. Ante la reacción de
Mustafa Hasan se compromete a cumplir la misión en la primera oportunidad.
Juntos se dirigen a la tienda y decomisan los periódicos comunistas al tendero,
no sin antes advertirlo sobre las consecuencias de vender tales periódicos.
Allí Hasan hace gala de su furia contra la tienda y el tendero, una manera de
reivindicarse con el jefe.
Días más tarde se
encuentra con Nilgün, más ella lo rechaza, trata de evitarlo. Hasan la encara y
tras un ataque de furia la golpea salvajemente. Este momento es definitorio
para la vida de Hasan; desaparece de su casa. La noticia corre por toda la
ciudad y no es encontrado por su padre quién lo busca.
El tío el Recep encuentra a Nilgün:
«¿A
qué esperas? ¡Corre, Recep, corre», me dije cuando comprendí que el que daba la
paliza y luego huía era Hasan y la que yacía tirada en el suelo era Nilgün.
Dejé las bolsas y corrí, corrí hasta llegar junto a ella.» / -Nilgün. Nilgün. ¿Cómo
estas hija mía?
Para este momento el
destino de Hasan esta trazado. Su rebeldía, su inconformidad con un mundo que
no es el suyo, que rechaza y expresa a través de su rebeldía ha sido absorbida,
integrada, secuestrada, canalizada por el
contexto social; por un mundo adulto que le configura el destino de
muchacho rebelde.
Una rebeldía genuina de una etapa juvenil trasformada por la
circunstancia en un hecho social codificado, normado socialmente.
«Hasan ha pasado
el día huyendo, sale del su escondite
decidido a marcharse. Por su mente, cual cinta de película, pasan sus recuerdos
atropelladamente. Es su última mirada al pueblo que cobijo hasta hoy su vida:
«
Antes de irme quise mirar aquello por última vez, mi antiguo refugio entre el
almendro y las higueras… Lo miré por última vez y ya me voy»
Después de contemplar
su refugio de la niñez, pasa revista a otros espacios que colmaron su
existencia de niño:
«Después
de cruzar el sendero quise mirar también nuestra casa y el barrio de abajo, que
ahora se ven a lo lejos. Bueno padre, adiós, el día que vuelva victorioso, de
hecho, quién sabe, quizá lo hayas leído en los periódicos, comprenderás lo
equivocado que estabas conmigo, no soy un hombre que se conforme con ser un
simple barbero…»
Opera entonces el fenómeno,
la manifestación de la adultez; un ser que tiene historia, que se enfrenta a un
futuro, que busca construir la vida rompiendo con un pasado. Marcha por los
recodos en busca de la estación del tren; el mismo que trae a los obreros a la
zona industrial. En su travesía se le presenta la oportunidad y roba la cartera
de un obrero. Su mirada se posa sobre las fábricas y los obreros; su mente le
lleva nuevamente a los recuerdos del padre y sus aspiraciones para que fuera un
“hombre de bien”. Hasan observa la entrada de los obreros a la fábrica:
«…pasan
por el puesto de vigilancia meten y sacan en algún sitio las tarjetas que llevan en la mano y los vigilantes observan a los obreros
como si fuera una prisión. Además, la fábrica está rodeada por todas partes con
alambre de espino. Sí, eso que llaman fabrica no deja de ser una moderna
prisión y los pobres esclavos consumen sus vidas de ocho
a cinco para placer de las maquinas».
Así mismo piensa en la educación que le era
reservada por su padre:
«Si
mi padre hubiera podido encontrarme un enchufe, habría decidido que dejara de
estudiar y me habría metido entre estos obreros y cuando pensara que iba a
pasarme la vida junto a una maquina en esta prisión se alegraría porque habría
asegurado la vida de su hijo».
Ya en la estación,
sentado en un banco espera el tren junto a otros pasajeros. Busca en el diario noticias del hecho Nilgün y no
encuentra. A su lado se sienta un hombre, su cuerpo es sacudido por el miedo;
pensaba que lo habían descubierto. Con mucha cautela observa a su compañero de
banco:
«Le
miré a los ojos de reojo sin bajar el
periódico. Tiene unas manos enormes y arrugadísimas, con gruesos dedos, y los
apoya cansadas sobre su pantalón, más gastado aún que el mío. Le mire también a
la cara y comprendí: un viejo obrero al que le han estrujado bien, molido de
tanto trabajar»
Llega el tren y Hasan
lo toma, sube al vagón como un obrero más y siente que: «el vagón está cálido y húmedo con el calor de los cuerpos que se agitan en su interior.
Temedme, temedme!». El devenir de la vida del paria se hizo presente.
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