Luis E Villegas N
El dialogo entre los camaradas había tomado un curso especulativo sobre el
carácter de nuestra historia.
–“Tengamos cuidado que nuestro análisis no
esté lleno de conjeturas”. Decía Marcos
a sus compañeros.
- Respondió Raúl
con gran seguridad en sus afirmaciones:
- ¡No se trata de especulación para definir la
acción inmediata, se trata de desentrañar los intríngulis históricos que el
oficialismo, los gobiernos de la burguesía y sus intelectuales han hecho a fin
de secuestrar la historia del pueblo!
Raúl levantó
la vista y miró a sus camaradas como buscando posesionarse de otra manera
frente a ellos, y dijo con voz firme y serena:
- ¡Si
Miranda hubiera dado el paso, si aceptaba la propuesta de los revolucionarios
franceses, la historia y la realidad actual americana no serían la misma!
- ¿En qué
dirección? Preguntó José.
- ¡No lo sé!,
Es muy complejo o imposible saberlo...! -----
-¡Pero lo cierto es que nuestra historia
no sería la misma!
Son momentos éstos, donde se está en presencia de
procesos libertarios, de corte político y social; momentos donde la única
verdad que se expresa con “claridad” es el imperativo de la continuidad y la firmeza
en la lucha. Un hombre así caracterizado, puesto en ese lugar por la historia,
fue el venezolano Don Francisco de Miranda. En
Agosto de 1792 se incorpora al ejército francés y un tiempo después le proponen ser Gobernador de Saint Dominigue
(Haití), para que desde allí desarrolle su accionar por la revolución
americana. Es el momento que en El Caribe se está viviendo la rebelión de los
esclavos negros. La propuesta implicaba someter las rebeliones esclavas. Propuesta
y decisión que le interpela a Miranda todo su ingenio revolucionario para
acertar en pro del destino y las consecuencias que implicaban una decisión de
tal naturaleza. Veamos estos dos grandes
procesos y las implicaciones para el accionar revolucionario de Don Francisco
de Miranda y el futuro de la emancipación americana.
Hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX tomaran
cuerpo dos procesos históricos (entre otros) que tendrán gran impacto en la
Historia Universal: La revolución francesa de 1789 y las rebeliones de esclavos
en el Caribe americano, que desembocarán en la primera República erigida por
esclavos negros en Saint Domingue (Haití), en 1804. Miranda, venezolano
universal, formará parte de éste escenario histórico que involucra la
revolución burguesa europea y la génesis de las nuevas repúblicas americanas.
Miranda se incorpora a la revolución francesa tras dejar
las infructuosas negociaciones con Inglaterra, en torno a un apoyo a la
independencia americana. En agosto de 1792 se le ofrece el cargo de mariscal de
campo en los ejércitos de Francia. Miranda acepta bajo ciertas condiciones,
dado los compromisos producto de sus relaciones con algunos gobiernos de Europa; cuestión que le implica
en lo político y lo personal, tal como: abandonar otros recursos que le dan
estabilidad a su vida social; desistir de los ofrecimientos que se le hacen desde Rusia para estar al servicio de Catalina, y
así como estos y otras cuestiones de índole personal. Estas cuestiones implican
que al asumir el compromiso con el ejército francés, Francia debe entonces
hacerse responsable por las condiciones de vida de Miranda; es decir, asegurar
su estabilidad y porvenir, dado que no es un mercenario.
Recordemos que Miranda inicia su periplo de exploración
de Europa entre los años 1781 y 1789. Los historiadores registran que
Inglaterra, específicamente el Londres de 1784 representaba la capital política
del mundo. Finalizada sus incursiones por Europa, es hacia ese espacio donde se
dirige Miranda; allí se instala y desde ese escenario político realizará sus
gestiones frente al gobierno Ingles en la búsqueda de apoyo a la causa
americana. Miranda tiene 40 años para 1790 y en esa fecha ya ha logrado penetrar
el gabinete del omnipotente Mr Pitt. El gobierno Ingles, dada los intereses y
el juego de equilibrio entre las otras potencias coloniales, se muestra ambigua
frente al proyecto presentado por Miranda, sin rechazar abiertamente el
proyecto. El juego de la ambigüedad lo maneja Inglaterra a su favor dada las
informaciones de interés para su política, que aprovecha de los análisis de
Miranda; sin embargo, le dan largas sin
concluir nada; es evidente que les interesa mantener a este hombre del lado de
Inglaterra. Es éste el momento, la coyuntura política en la cual Miranda decide
dejar Londres y llega a Francia, rehace
sus planes en busca de apoyo a la causa americana; así pues, se incorpora al
ejército francés.
Dejemos a Europa por ahora; desplacémonos hacia América,
donde se desarrolla el otro proceso histórico al que hemos hecho referencia:
las rebeliones de esclavos negros. Veamos en una rápida panorámica, sin
pretensiones de exhaustividad, estas rebeliones, principalmente Caribeñas, (aún
cuando se dieron en todo el continente). En primer lugar, la rebelión, punto de
partida, que conducirá a la revolución haitiana; que historiadores sitúan en
1791, la asamblea negra que convocó el brujo negro haitiano Baukman, donde se
proclama la insurrección armada contra el colono blanco[1].
A este movimiento rebelde siguieron otros en las islas caribeñas:
Martinica, 1793; Guadalupe 1794 y en 1795 Jamaica, Granada y Coro (Venezuela)
en el continente.
Otras rebeliones. En Julio de 1797 se registra la
conspiración de Gual y España en Caracas. Proclaman la abolición de la
esclavitud y la igualdad de derechos entre blancos, indios, pardos y morenos.
Durante todos estos años se produjo un fuerte movimiento migratorio en todo el
Caribe, producto de los acontecimientos
revolucionarios acaecidos en Saint
Domingue (Haití). El movimiento revolucionario liderado por Toussaint
Louverture en 1795 contribuyo también de manera significativa al movimiento
migratorio. El 1ro de enero de 1804 se proclamará la República negra de Haití.
Estos son los hechos; las manifestaciones de un proceso
histórico sin precedentes en toda la Historia Universal (Occidental) que se
manifiestan con la revolución francesa y la revolución haitiana. Don Francisco
de Miranda será el revolucionario universal, como ya hemos dicho, que el destino pondrá en medio de los
acontecimientos; un hombre que según los movimientos y decisiones que tome, la
historia podría inclinarse en un sentido u otro.
La revolución francesa con sus derechos universales del
hombre y la razón como mediación de la realidad y del dominio de mundo,
desembocará en la expresión de la burguesía y su proyecto histórico social, que
Marx a decodificado de manera extraordinaria. La revolución negra esclava
haitiana tuvo otro destino y como corriente opuesta fue aplastada, cercada,
cercenada; aún cuando su significación fue más allá de la formulación de los
derechos humanos; dado que universalizó, por la vía de los hechos, la
posibilidades de erigir una sociedad desde los de abajo, desde los negros
esclavos, los cuales se les consideraban cosas y no gente. La elevación por la vía concreta y real de la
vida y la sociedad humana es una conquista que no puede negarse a la sociedad
esclava haitiana y su revolución. El costo que pagó Haití, por tal atrevimiento fue muy caro y lo
paga hasta hoy. El siglo XX nos dará otra experiencia histórica que podemos
homologar: Revolución Cubana; ésta al igual que el Haití del siglo XIX, el
atrevimiento lo están pagando; lleva más
de medio siglo de aislamiento y bloqueo
por parte del mismo dueño del mundo, que cambio de nombre: El
Imperialismo.
La pregunta es pertinente: ¿Qué pensamientos albergaron
la conciencia de este extraordinario revolucionario universal al ser impelido a
un desafío de esta magnitud y naturaleza, cuya decisión implicaba consecuencias
históricas para el destino de la naciente patria americana? La historia
registra la negación de Miranda ante tal propuesta y se señala que ella
implicaría cambiar un colonialismo por otro, pasar del español al francés; lo
cual indica la perspectiva del pensamiento político de Miranda, y el carácter
autónomo de la revolución americana, por él concebida[2].
Todos nuestros autores que abordan el tema, lo hacen más o menos con las mismas
consideraciones. Este aspecto es importante considerarlo dado que las
implicaciones de ambas revoluciones, la francesa y la haitiana, son diferentes,
al igual que el peso de cada una de ellas. Esta reflexión no ha sido abordada
con la amplitud que el hecho merece. Una de las caracterizaciones que se hacen
es que la revolución haitiana es producto de la revolución francesa, sin
embargo, algunos autores comienzan a reflexionar en el sentido, que sin negar
su contexto e influencia, la revolución de los esclavos negros haitianos tiene
su propia fisonomía y su propia especificidad, más allá de la revolución
francesa. La burguesía erige a partir de la revolución un modelo social y
político de una clase que remplaza a la nobleza; mientras que la revolución
haitiana se adelanta a la perspectiva de una sociedad de los de abajo, de los
proletarios, si podemos decir así. En este marco de implicaciones históricas,
políticas, filosóficas se encontraba Miranda a la hora de decidir el camino a
tomar frente a la revolución americana. Este problema, repetimos es vital como
perspectiva histórica frente a la genealogía del ser americano.
El resultado de la independencia americana llevo a
conformar una burguesía criolla, representad en los criollos que asumieron el
rol de clase dirigente contra la masa de explotados, indios, negros campesinos,
hasta hoy. La independencia no significo la emancipación y abolición de la
esclavitud y la pobreza. Del mismo modo,
los intereses de los caudillos y el nacimiento de las oligarquías
criollas, generó, contrario a la utopía bolivariana, una suma de países
pequeños, aupados por las potencias coloniales para la época y convertidas en
centros imperiales en nuestros tiempos. Intentaron cerrar la página de la
historia dándola como proceso concluido; sin embargo, los vientos libertarios
volvieron abrir el libro de la libertad y la igualdad.
[1]
Ver Alejo Carpertier, sus novelas “El reino de este mundo” y “El siglo de las
luces”. También Stella, la primera novela haitiana.; del autor haitiano Émeric Bergeaud.
[2] Autores clásicos venezolanos tales como:
Mariano Picón Salas, Alfonso Rumazo González, José Nucete Sardi tocan
tangencialmente el punto, con bastante coincidencia entre ellos; incluso
el mismo tono lo encontramos en la recién edición de “Miranda” de la historiadora Carmen Bohórques, que también registra el hecho; sin embargo
una investigación más amplia con todas las implicaciones históricas es
imperativo abordarla dado el contexto venezolano actual y del mundo en general,
así como la claridad que el tiempo nos
implica en los terrenos de la historiografía..
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