sábado, 23 de mayo de 2020

Miranda y la revolución haitiana

América en la Historia
Luis E Villegas N

El dialogo entre los camaradas  había tomado un curso especulativo sobre el carácter de nuestra historia.
 –“Tengamos cuidado que nuestro análisis no esté lleno de conjeturas”.  Decía Marcos a sus compañeros.

-  Respondió Raúl con gran seguridad en sus afirmaciones:
 - ¡No se trata de especulación para definir la acción inmediata, se trata de desentrañar los intríngulis históricos que el oficialismo, los gobiernos de la burguesía y sus intelectuales han hecho a fin de secuestrar la historia del pueblo!

Raúl levantó la vista y miró a sus camaradas como buscando posesionarse de otra manera frente a ellos, y dijo con voz firme y serena:
- ¡Si Miranda hubiera dado el paso, si aceptaba la propuesta de los revolucionarios franceses, la historia y la realidad actual americana no serían la misma!

- ¿En qué dirección? Preguntó José.

- ¡No lo sé!, Es muy complejo o imposible saberlo...!  ----- -¡Pero lo cierto es que nuestra historia  no sería la misma!
   Hay hombres que, dada la vida que definieron para sí, llegan a encontrarse en medio de circunstancias cuyo momento histórico es estelar; convirtiéndose en el centro de la escena o de la circunstancia que marcará de manera significativa la historia. Las decisiones que se toman en este contexto están cargadas de grandes presiones  políticas y sociales, así como exige  poseer; tanto visión y pericia política para captar el momento; como  atrevimiento frente a la oportunidad política que brinda un acontecimiento histórico determinado. La toma de decisiones se dan bajo un horizonte político que los actores “tienen claro”;  más el contexto de ejecución practica de la idea revolucionaria, por lo general no lo está, o se mueve dentro de escenarios de probabilidades.

Son momentos éstos, donde se está en presencia de procesos libertarios, de corte político y social; momentos donde la única verdad que se expresa con “claridad” es el imperativo de la continuidad y la firmeza en la lucha. Un hombre así caracterizado, puesto en ese lugar por la historia, fue el venezolano Don Francisco de Miranda. En  Agosto de 1792 se incorpora al ejército francés y un tiempo después  le proponen ser Gobernador de Saint Dominigue (Haití), para que desde allí desarrolle su accionar por la revolución americana. Es el momento que en El Caribe se está viviendo la rebelión de los esclavos negros. La propuesta implicaba someter las rebeliones esclavas. Propuesta y decisión que le interpela a Miranda todo su ingenio revolucionario para acertar en pro del destino y las consecuencias que implicaban una decisión de tal naturaleza.  Veamos estos dos grandes procesos y las implicaciones para el accionar revolucionario de Don Francisco de Miranda y el futuro de la emancipación americana.

Hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX tomaran cuerpo dos procesos históricos (entre otros) que tendrán gran impacto en la Historia Universal: La revolución francesa de 1789 y las rebeliones de esclavos en el Caribe americano, que desembocarán en la primera República erigida por esclavos negros en Saint Domingue (Haití), en 1804. Miranda, venezolano universal, formará parte de éste escenario histórico que involucra la revolución burguesa europea y la génesis de las nuevas repúblicas americanas.

Miranda se incorpora a la revolución francesa tras dejar las infructuosas negociaciones con Inglaterra, en torno a un apoyo a la independencia americana. En agosto de 1792 se le ofrece el cargo de mariscal de campo en los ejércitos de Francia. Miranda acepta bajo ciertas condiciones, dado los compromisos producto de sus relaciones con algunos  gobiernos de Europa; cuestión que le implica en lo político y lo personal, tal como: abandonar otros recursos que le dan estabilidad a su vida social; desistir de los ofrecimientos  que se le hacen desde  Rusia para estar al servicio de Catalina, y así como estos y otras cuestiones de índole personal. Estas cuestiones implican que al asumir el compromiso con el ejército francés, Francia debe entonces hacerse responsable por las condiciones de vida de Miranda; es decir, asegurar su estabilidad y porvenir, dado que no es un mercenario.

Recordemos que Miranda inicia su periplo de exploración de Europa entre los años 1781 y 1789. Los historiadores registran que Inglaterra, específicamente el Londres de 1784 representaba la capital política del mundo. Finalizada sus incursiones por Europa, es hacia ese espacio donde se dirige Miranda; allí se instala y desde ese escenario político realizará sus gestiones frente al gobierno Ingles en la búsqueda de apoyo a la causa americana. Miranda tiene 40 años para 1790 y en esa fecha ya ha logrado penetrar el gabinete del omnipotente Mr Pitt. El gobierno Ingles, dada los intereses y el juego de equilibrio entre las otras potencias coloniales, se muestra ambigua frente al proyecto presentado por Miranda, sin rechazar abiertamente el proyecto. El juego de la ambigüedad lo maneja Inglaterra a su favor dada las informaciones de interés para su política, que aprovecha de los análisis de Miranda;  sin embargo, le dan largas sin concluir nada; es evidente que les interesa mantener a este hombre del lado de Inglaterra. Es éste el momento, la coyuntura política en la cual Miranda decide dejar Londres y llega a Francia,  rehace sus planes en busca de apoyo a la causa americana; así pues, se incorpora al ejército francés.

Dejemos a Europa por ahora; desplacémonos hacia América, donde se desarrolla el otro proceso histórico al que hemos hecho referencia: las rebeliones de esclavos negros. Veamos en una rápida panorámica, sin pretensiones de exhaustividad, estas rebeliones, principalmente Caribeñas, (aún cuando se dieron en todo el continente). En primer lugar, la rebelión, punto de partida, que conducirá a la revolución haitiana; que historiadores sitúan en 1791, la asamblea negra que convocó el brujo negro haitiano Baukman, donde se proclama la insurrección armada contra el colono blanco[1].   A este movimiento rebelde siguieron otros en las islas caribeñas: Martinica, 1793; Guadalupe 1794 y en 1795 Jamaica, Granada y Coro (Venezuela) en el continente.

Otras rebeliones. En Julio de 1797 se registra la conspiración de Gual y España en Caracas. Proclaman la abolición de la esclavitud y la igualdad de derechos entre blancos, indios, pardos y morenos. Durante todos estos años se produjo un fuerte movimiento migratorio en todo el Caribe,  producto de los acontecimientos revolucionarios acaecidos en Saint  Domingue (Haití). El movimiento revolucionario liderado por Toussaint Louverture en 1795 contribuyo también de manera significativa al movimiento migratorio. El 1ro de enero de 1804 se proclamará la República negra de Haití.

Estos son los hechos; las manifestaciones de un proceso histórico sin precedentes en toda la Historia Universal (Occidental) que se manifiestan con la revolución francesa y la revolución haitiana. Don Francisco de Miranda será el revolucionario universal, como ya hemos dicho,  que el destino pondrá en medio de los acontecimientos; un hombre que según los movimientos y decisiones que tome, la historia podría inclinarse en un sentido u otro.

La revolución francesa con sus derechos universales del hombre y la razón como mediación de la realidad y del dominio de mundo, desembocará en la expresión de la burguesía y su proyecto histórico social, que Marx a decodificado de manera extraordinaria. La revolución negra esclava haitiana tuvo otro destino y como corriente opuesta fue aplastada, cercada, cercenada; aún cuando su significación fue más allá de la formulación de los derechos humanos; dado que universalizó, por la vía de los hechos, la posibilidades de erigir una sociedad desde los de abajo, desde los negros esclavos, los cuales se les consideraban cosas y no gente.  La elevación por la vía concreta y real de la vida y la sociedad humana es una conquista que no puede negarse a la sociedad esclava haitiana y su revolución. El costo que pagó  Haití, por tal atrevimiento fue muy caro y lo paga hasta hoy. El siglo XX nos dará otra experiencia histórica que podemos homologar: Revolución Cubana; ésta al igual que el Haití del siglo XIX, el atrevimiento lo están pagando;  lleva más de medio siglo de aislamiento y bloqueo  por parte del mismo dueño del mundo, que cambio de nombre: El Imperialismo.

La pregunta es pertinente: ¿Qué pensamientos albergaron la conciencia de este extraordinario revolucionario universal al ser impelido a un desafío de esta magnitud y naturaleza, cuya decisión implicaba consecuencias históricas para el destino de la naciente patria americana? La historia registra la negación de Miranda ante tal propuesta y se señala que ella implicaría cambiar un colonialismo por otro, pasar del español al francés; lo cual indica la perspectiva del pensamiento político de Miranda, y el carácter autónomo de la revolución americana, por él concebida[2]. Todos nuestros autores que abordan el tema, lo hacen más o menos con las mismas consideraciones. Este aspecto es importante considerarlo dado que las implicaciones de ambas revoluciones, la francesa y la haitiana, son diferentes, al igual que el peso de cada una de ellas. Esta reflexión no ha sido abordada con la amplitud que el hecho merece. Una de las caracterizaciones que  se hacen  es que la revolución haitiana es producto de la revolución francesa, sin embargo, algunos autores comienzan a reflexionar en el sentido, que sin negar su contexto e influencia, la revolución de los esclavos negros haitianos tiene su propia fisonomía y su propia especificidad, más allá de la revolución francesa. La burguesía erige a partir de la revolución un modelo social y político de una clase que remplaza a la nobleza; mientras que la revolución haitiana se adelanta a la perspectiva de una sociedad de los de abajo, de los proletarios, si podemos decir así. En este marco de implicaciones históricas, políticas, filosóficas se encontraba Miranda a la hora de decidir el camino a tomar frente a la revolución americana. Este problema, repetimos es vital como perspectiva histórica frente a la genealogía del ser americano.

El resultado de la independencia americana llevo a conformar una burguesía criolla, representad en los criollos que asumieron el rol de clase dirigente contra la masa de explotados, indios, negros campesinos, hasta hoy. La independencia no significo la emancipación y abolición de la esclavitud y la pobreza. Del mismo modo,  los intereses de los caudillos y el nacimiento de las oligarquías criollas, generó, contrario a la utopía bolivariana, una suma de países pequeños, aupados por las potencias coloniales para la época y convertidas en centros imperiales en nuestros tiempos. Intentaron cerrar la página de la historia dándola como proceso concluido; sin embargo, los vientos libertarios volvieron abrir el libro de la libertad y la igualdad.


[1] Ver Alejo Carpertier, sus novelas  “El reino de este mundo” y “El siglo de las luces”. También Stella, la primera novela haitiana.; del autor haitiano  Émeric Bergeaud.

[2]  Autores clásicos venezolanos tales como: Mariano Picón Salas, Alfonso Rumazo González, José Nucete Sardi  tocan  tangencialmente el punto, con bastante coincidencia entre ellos; incluso el mismo tono lo encontramos en la recién edición de  “Miranda”   de la historiadora Carmen Bohórques,  que también registra el hecho; sin embargo una investigación más amplia con todas las implicaciones históricas es imperativo abordarla dado el contexto venezolano actual y del mundo en general, así como  la claridad que el tiempo nos implica en los terrenos de la historiografía..




No hay comentarios:

Publicar un comentario