Vientos Libertarios
Luis E. Villegas N.
Enigmática
personalidad la de Flora Tristan. Tras
su regreso del Perú, su vida la dedicó a la acusa de la emancipación social.
Clase Trabajadora y Feminismo fueron los ejes de su accionar revolucionario en
la Francia Obrera de mitad del siglo XIX
En
las luchas del Movimiento Obrero europeo, Flora ocupa un lugar sin igual, por
su ímpetu, su visión emancipadora y por ser Mujer. Vivió en el clímax del
periodo histórico de la lucha obrera; al cual dedicó la última década de su
vida. Fue en el período histórico de
madurez del movimiento obrero, cuya expresión fue recogida en el Manifiesto
Comunista, redactado por Marx y Engels, por decisión de la AIT Asociación Internacional de Trabajadores, en 1848.
Paris
es la ciudad que cobijaría su nacimiento en 1803, como también su muerte en 1844. Fueron 41 años por donde transcurrió su
vida dedicada con su vitalidad
revolucionaria a la causa obrera y la emancipación de la mujer.
Su
pluma y su verbo serán puestos al servicio del proletariado. Sus escritos serán
diversos, difundidos en periódicos, revistas; entre ellas, Los Anales franco
alemanes”, donde también escribiera Marx y Engels. Entre sus libros encontramos
“Las peregrinaciones de una paria” en el año 1837; al año siguiente escribiría
una novela: “Mephis”. Para 1840 aparece “Los paseos por Londres. Su obra
central “Causa obrera” será el centro de la polémica, que la acompañara en su
gira por la Francia Obrera, donde fue leída, difundida y vendida en los
distintos foros y conferencias realizadas durante su gira. Su muerte acaecerá
tres meses después de finalizada, que será recogida en la edición de su diario
de viaje.
Veamos
algunos rasgos del que y del cómo vivió esta controversial personaje, que si bien
es poco conocido, al mismo tiempo despierta simpatías y rechazos, dado el
contexto en que vivió y las circunstancias tan especiales por donde cruzó su
vida.
En
su corta vida podemos diferenciar tres momentos: primero, el período de
infancia y adolescencia viviendo en condiciones de fuertes restricciones
económicas que le llevan a emplearse de obrera a los 17 años en un taller de
grabados y serigrafía. Segundo, su vida de casada con el dueño del taller, más
por necesidad que por amor, matrimonio del cual nacen tres hijos, uno de ellos
moriría muy pequeño, y de la hija tendrá un nieto que será “Gaudin”, el famoso
pintor francés que se marchó a vivir en Tahití. Tercero, su viaje al Perú para
reclamar una herencia, por espacio de 8 meses y su vuelta a Francia donde
trasformada en una rebelde revolucionaria dedicará sus últimos años de su
vida a la cauda feminista y obrera;
período que cierra con su gira por la Francia Obrera y su muerte tres meses
después en 1844.
Las
informaciones sobre la primera parte de su vida es compleja y algunos datos de
su biografía son oscuros. Se sabe que su padre fue un coronel al servicio de
Carlos V, que sirvió en Bilbao, de nombre Mariano Tristan; y su madre una
francesa emigrada en España de nombre Anne Pierre Lesmay. Su matrimonio tuvo
lugar en una iglesia de pueblo; más el matrimonio civil nunca se efectuó ni se
formalizó en registro civil español. Este hecho condenaría a Flora a ser
considerada “hija ilegítima”, como determinaba la ley de entonces; en
consecuencia, sin derecho al patrimonio dejado por su padre en tanto que hija.
Esta circunstancia marcará a Flora toda su vida y determinará su destino de apóstol
de la causa obrera.
En
general se le ha caracterizado como una visionaria y precursora de la causa
obrera y así lo evidencia los 14 años que median entre su muerte y la aparición
del Manifiesto Comunista; sin embrago, hay otras lecturas sobre su personalidad
que la caracterizan como “resentida social”. En la historia encontramos
lecturas en torno a personajes, desde el discurso apologético hasta el segado y
tendencioso en torno a hechos y personajes. Los hechos y personajes en la
historia, las acciones y sus motivaciones, nunca aparecen de manera “clara y
distinta”; se expresan en relaciones y circunstancias complejas. La historia la
conforman procesos complejos donde intervienen los hombres de carne y hueso,
con sus virtudes y defectos; así como sentimientos encontrados. ¡No son “santos”
los personajes destacados en la Historia”
Las
circunstancias de la vida de Flora llevan algunos a la afirmación de “resentida
social”. Nuestra lectura de esas circunstancias y de las características de su
personalidad es diferente. Introduzcamos a nuestros lectores en algunos de los
rasgos de esa circunstancia de vida.
Flora
parte al Perú teniendo 30 años: se había casado a los 18 y había vivido durante
esa década con grandes privaciones económicas; sin embargo, no raya en la
pobreza vivida por los pobres y obreros en general, cuya característica era la
Francia trasformada en Capitalista, generando esa secuela de hambre y miseria
de la época. Ante tal situación por la mente de Flora debía cruzar recuerdos de
su padre, su riqueza, su abolengo, de cuyo beneficio disfrutaba su familia en
el Perú.
La
aspiración a una vida cómoda, desahogada, como la llevaría una “pequeña
burguesa” no sería nada descabellado ni excepcional en una mujer que vive en
situación de fuertes retracciones económicas y que su pasado ofrece algunas puertas de salida la situación. Así
pues se decide a embarcarse al Perú a buscar la herencia del padre que como hija
le correspondería. Pasa alrededor de 8 meses en el Perú y tiene dos enseñanzas:
Una, el desencanto del encuentro familiar y con su tío Tristán; el velo se le cae
de los ojos y da al traste con su aspiración a vivir una vida “pequeño burguesa”, dado el carácter
de la sociedad peruana con la mentalidad de su elite criolla de la cual su tío
Tristan formaba parte importante y que no se detuve en sentimentalismo cuando
del poder y de sus intereses se trataba.
La segunda enseñanza fue el impacto del mundo
americano que con su dureza golpea, impacta La conciencia encuentra una
realidad político social, una nueva configuración humana, geográfica, que le
hace contradecirse entre su aspiración personal y la realidad político social
del mundo.
Flora regresa e Europa y de la experiencia y
reflexión sobre lo vivido operará su transformación tanto de su personalidad
como de su vocación por la causa social; conquistando ese lugar que hoy ocupa
en las páginas de la lucha por la libertad y la emancipación obrera.
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