sábado, 23 de mayo de 2020

Flora Tristán

Vientos Libertarios

Luis E. Villegas N.


                Enigmática personalidad la de  Flora Tristan. Tras su regreso del Perú, su vida la dedicó a la acusa de la emancipación social. Clase Trabajadora y Feminismo fueron los ejes de su accionar revolucionario en la Francia Obrera de mitad del siglo XIX
                En las luchas del Movimiento Obrero europeo, Flora ocupa un lugar sin igual, por su ímpetu, su visión emancipadora y por ser Mujer. Vivió en el clímax del periodo histórico de la lucha obrera; al cual dedicó la última década de su vida. Fue en el  período histórico de madurez del movimiento obrero, cuya expresión fue recogida en el Manifiesto Comunista, redactado por Marx y Engels, por decisión de la AIT Asociación  Internacional de Trabajadores, en 1848.
                Paris es la ciudad que cobijaría su nacimiento en 1803, como también su muerte en  1844. Fueron 41 años por donde transcurrió su vida dedicada  con su vitalidad revolucionaria a la causa obrera y la emancipación de la mujer.
                Su pluma y su verbo serán puestos al servicio del proletariado. Sus escritos serán diversos, difundidos en periódicos, revistas; entre ellas, Los Anales franco alemanes”, donde también escribiera Marx y Engels. Entre sus libros encontramos “Las peregrinaciones de una paria” en el año 1837; al año siguiente escribiría una novela: “Mephis”. Para 1840 aparece “Los paseos por Londres. Su obra central “Causa obrera” será el centro de la polémica, que la acompañara en su gira por la Francia Obrera, donde fue leída, difundida y vendida en los distintos foros y conferencias realizadas durante su gira. Su muerte acaecerá tres meses después de finalizada, que será recogida en la edición de su diario de viaje.
                Veamos algunos rasgos del que y del cómo vivió esta controversial personaje, que si bien es poco conocido, al mismo tiempo despierta simpatías y rechazos, dado el contexto en que vivió y las circunstancias tan especiales por donde cruzó su vida.
                En su corta vida podemos diferenciar tres momentos: primero, el período de infancia y adolescencia viviendo en condiciones de fuertes restricciones económicas que le llevan a emplearse de obrera a los 17 años en un taller de grabados y serigrafía. Segundo, su vida de casada con el dueño del taller, más por necesidad que por amor, matrimonio del cual nacen tres hijos, uno de ellos moriría muy pequeño, y de la hija tendrá un nieto que será “Gaudin”, el famoso pintor francés que se marchó a vivir en Tahití. Tercero, su viaje al Perú para reclamar una herencia, por espacio de 8 meses y su vuelta a Francia donde trasformada en una rebelde revolucionaria dedicará sus últimos años de su vida  a la cauda feminista y obrera; período que cierra con su gira por la Francia Obrera y su muerte tres meses después en 1844.
                Las informaciones sobre la primera parte de su vida es compleja y algunos datos de su biografía son oscuros. Se sabe que su padre fue un coronel al servicio de Carlos V, que sirvió en Bilbao, de nombre Mariano Tristan; y su madre una francesa emigrada en España de nombre Anne Pierre Lesmay. Su matrimonio tuvo lugar en una iglesia de pueblo; más el matrimonio civil nunca se efectuó ni se formalizó en registro civil español. Este hecho condenaría a Flora a ser considerada “hija ilegítima”, como determinaba la ley de entonces; en consecuencia, sin derecho al patrimonio dejado por su padre en tanto que hija. Esta circunstancia marcará a Flora toda su vida y determinará su destino de apóstol de la causa obrera.
                En general se le ha caracterizado como una visionaria y precursora de la causa obrera y así lo evidencia los 14 años que median entre su muerte y la aparición del Manifiesto Comunista; sin embrago, hay otras lecturas sobre su personalidad que la caracterizan como “resentida social”. En la historia encontramos lecturas en torno a personajes, desde el discurso apologético hasta el segado y tendencioso en torno a hechos y personajes. Los hechos y personajes en la historia, las acciones y sus motivaciones, nunca aparecen de manera “clara y distinta”; se expresan en relaciones y circunstancias complejas. La historia la conforman procesos complejos donde intervienen los hombres de carne y hueso, con sus virtudes y defectos; así como sentimientos encontrados. ¡No son “santos” los personajes destacados en la Historia”
                Las circunstancias de la vida de Flora llevan algunos a la afirmación de “resentida social”. Nuestra lectura de esas circunstancias y de las características de su personalidad es diferente. Introduzcamos a nuestros lectores en algunos de los rasgos de esa circunstancia de vida.
                Flora parte al Perú teniendo 30 años: se había casado a los 18 y había vivido durante esa década con grandes privaciones económicas; sin embargo, no raya en la pobreza vivida por los pobres y obreros en general, cuya característica era la Francia trasformada en Capitalista, generando esa secuela de hambre y miseria de la época. Ante tal situación por la mente de Flora debía cruzar recuerdos de su padre, su riqueza, su abolengo, de cuyo beneficio disfrutaba su familia en el Perú.
                La aspiración a una vida cómoda, desahogada, como la llevaría una “pequeña burguesa” no sería nada descabellado ni excepcional en una mujer que vive en situación de fuertes retracciones económicas y que su pasado ofrece  algunas puertas de salida la situación. Así pues se decide a embarcarse al Perú a buscar la herencia del padre que como hija le correspondería. Pasa alrededor de 8 meses en el Perú y tiene dos enseñanzas: Una, el desencanto del encuentro familiar y con su tío Tristán; el velo se le cae de los ojos y da al traste con su aspiración a vivir  una vida “pequeño burguesa”, dado el carácter de la sociedad peruana con la mentalidad de su elite criolla de la cual su tío Tristan formaba parte importante y que no se detuve en sentimentalismo cuando del poder y de sus intereses se trataba.
La segunda enseñanza fue el impacto del mundo americano que con su dureza golpea, impacta La conciencia encuentra una realidad político social, una nueva configuración humana, geográfica, que le hace contradecirse entre su aspiración personal y la realidad político social del mundo.
Flora regresa e Europa y de la experiencia y reflexión sobre lo vivido operará su transformación tanto de su personalidad como de su vocación por la causa social; conquistando ese lugar que hoy ocupa en las páginas de la lucha por la libertad y la emancipación obrera.


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