Genealogía el Ser Americano
Luis
E Villegas N

Dos grandes enfoques,
han marcado el “discurso literario” sobre el indio. Primero, autores que
escribieron sobe el indio, en tanto que temática para la construcción de una
obra literaria, donde no entraba ningún interés en torno al conocimiento sobre
su realidad. Segundo, autores que partieron de la condición del indio y su
realidad político, social y cultural como un todo, que dieron diversas
perspectivas en el abordaje de esta temática; por supuesto, estos dos puntos de
partida implican concepciones diferentes y tienen puntos de llegada totalmente distintos.
Un factor importante en el discurso literario, que
expresa lo indígena, lo impulsa la revolución mexicana, acaecida en 1910. La
búsqueda de una cultura nacional mexicana abandonó el canon tradicional del
europeo para cambiarla por la precolombina. La revolución transformó el
estereotipo nacional del mexicano, predominantemente blanco europeizado, en un
tipo de piel oscura y de marcados rasgos indígenas. Así mismo, los movimientos nacionalistas en
América Latina, tanto en sus objetivos políticos, como en el análisis de sus
sociedades, principalmente en países de
fuerte presencia indígena, como Perú, Bolivia, Ecuador, Guatemala, etc.;
contribuyeron de manera significativa a la presencia de la cuestión indígena,
dado que en sus programas políticos reconocían y afirmaban la contribución
cultural del indio a la vida de la nación. Una expresión de ello lo representa
los escritos de J. C. Mariátegui en la revista Amauta. Tenemos pues, un período
marcado por la presencia del indio como centro del hecho político y cultural en
nuestros países.
El desarrollo de esta
tendencia sufrió varias transformaciones
en su recorrido histórico, dando origen a diversas perspectivas en la
narrativa; sin embargo, el cambio radical viene con un hecho de gran
trascendencia, como lo es el triunfo de la Revolución Rusa en 1917, que va a
influenciar toda la dinámica político-social-cultural en todo el mundo y por
supuesto a la narrativa. Para el final de la primera mitad del siglo XX toda la
cultura y el arte estarán impregnados de lo que se llamó el arte socialista, o
también definido como el realismo proletario. La revolución bolchevique, así
como las ideas y desarrollos que se desprendieron de ella, tuvo repercusiones
sin iguales en todos nuestros países y el continente. La lucha y el desarrollo
de nuestras sociedades americanas, como el desarrollo de su literatura, no
escaparon a los hechos revolucionarios que palpitaban en todo el mundo. La
categoría proletario, o el hecho obrero, en tanto que premisa y eje fundamental
del desarrollo de los movimientos políticos que buscan un cambio de sociedad,
desplazó completamente la imagen del indio; en algunos casos, se mescló la perspectiva obrera y la
indígena.
La mayoría de los
autores coinciden en que la novela indigenista se expresa en cuatro
perspectivas que ilustran la panorámica histórica del género: Primero, las
novelas que reflejaban, en una especie de exposición documental, las
condiciones en que vivían los indígenas y el trato inhumano que recibían.
Segundo, los indios vistos como el sujeto histórico de la revolución social
latinoamericana; convertidos en el equivalente al proletariado europeo de la perspectiva
marxista de la revolución social. Tercero, la temática indígena como una
especie de estudio sociológico. Cuarto, la perspectiva más reciente, que ha
dado origen a la mejor escritura indigenista hasta la fecha: “el intento de
penetrar la mente del indio a través de sus mitología, su poesía, su leyenda”.
El hecho americano desborda toda posibilidad
de ser abarcado en una tendencia literaria dado la complejidad histórica de
nuestros pueblos; del mismo modo, es harto compleja la lectura del fenómeno de
civilización fracturada con la conquista española, que aún hoy late como
problema individual y colectivo de una gama de pueblos que se preguntan por su
esencia e identidad. El indigenismo creció dentro del romanticismo y agotado
éste dio paso al realismo; sin embargo este fenómeno no desterró al
indigenismo, al contrario, el hecho indígena sigue latente, reclama nuevas
expresiones. El indigenismo se fue agotando, en tanto que tendencia literaria,
tanto por sus condiciones internas, como externas. El realismo, durante el
siglo XIX era la tendencia burguesa predominante entre los escritores: “...el
realismo vino a penetrar ambiciosamente en los fondos inexplorados de la
sociedad. Tomo su energía de la completa trama de los problemas religiosos,
económicos y políticos. Eliminó la adiposidad del blando lenguaje romántico, y
con estilo crudo y descarnado presento lugares, personas y situaciones del
mundo social. Dio una nueva dimensión a la literatura. La llevo a producir
tesis y conclusiones”, (G. R. Pérez). El
realismo del siglo XIX vendrá a sufrir, pues, una transformación radical con la
aparición del realismo socialista, producto de la Revolución Bolchevique, en
las primeras décadas del siglo XX.
Indigenismo y
proletariado son dos categorías importantes en el momento histórico actual
(categorías desfasadas según algunos), para el desarrollo de la dinámica social
y política, así como del desarrollo de nuestra narrativa americana, a la luz e
influencia de los acontecimientos mundiales actuales. Nuevas temáticas que
manifiestan o expresan el problema de la coyuntura histórica mundial
desplazaron del centro de atención al indio y al proletario, más no lo
borran. Nuestros pueblos, pudieron vivir
de espaldas al hecho de la expresión indígena, más, borrar el fenómeno es imposible dada nuestra esencia cultural.
Comprender el tiempo actual implica la lectura de lo que somos y hemos sido a
través de la historia. Indigenismo y proletariado son fenómenos históricos de Nuestra América que
necesariamente debemos abordar con el imperativo que el tiempo presente
reclama. Desplegado este marco general,
histórico, político y social; podremos tener una contextualización para las
notas siguientes donde abordaremos el problema del indio, a través de los
distintos autores y sus escritos, en la perspectiva que
hemos denominado el indigenismo.
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